Pocos programas tienen el privilegio de escribir sus nombres con letras de oro en los anales de la historia dentro del capítulo destinado a aquellos que fueron revolucionarios en concepto y aceptación.
Uno de ellos será sin duda Spotify, que en los últimos días está suponiendo una verdadera avalancha en Internet y las voces de admiración se suceden ante lo que es y representa.
Spotify es un programa de radio bajo demanda, al estilo de LastFM, con un vastísimo catálogo musical, de aspecto minimalista y elegante, muy ligero en memoria y tamaño, pero muy fluido en la reproducción de las canciones. Hay versión para Windows y Mac, aunque también funciona perfectamente en Linux mediante Wine.
Implementa además un componente social, al estilo de BlipFM, como son las listas colaborativas, donde puedes crear una playlist y compartirla, para que tus amigos aporten también canciones a la misma. Además envía las canciones reproducidas a tu cuenta en LastFM.
En el proyecto están involucradas las principales compañías discográficas del mundo, lo que explica el amplio catálogo y evita futuros problemas legales por problemas con los derechos de autor, asegurando la continuidad del mismo.
El modelo de negocio está claro, además de la cuenta gratuíta tienen dos modalidades tipo premium y al permitir acceder a comprar canciones en las principales tiendas musicales online seguramente se lleven un porcentaje o aporte económico por parte de las mismas.
No deja de ser esperanzador el hecho de que la industria musical se suba al carro de la promoción gratuita que supone la Red y compruebe por sí misma que el negocio de la música en Internet, no solo es viable, sino muy rentable y a veces el único disponible, superando viejos prejuicios.
Por otra parte, un servicio como este supone un cambio de concepto, una revolución en el tipo de uso que hacemos de la Internet con relación a la música.Probablemente estemos ante el evento más importante para la música en Internet desde la aparición de Audiogalaxy, Kazaa y el resto de los P2P pioneros. Y es que teniendo un programa con el que donde encuentras de todo, ¿quién necesita descargar nada? Como leía el otro día en Twitter: «Con Spotify, adiós a comprar discos duros y adiós al Emule». Quizás un poco exagerado de momento, pero por ahí van los tiros.
