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Jueves, 18 Abril 2024

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Estrés: diez ténicas de lucha efectiva

El estrés es una de las grandes enfermedades del trabajador del siglo XXI. Aunque frecuentemente tiene su origen en el ámbito laboral, normalmente se extiende con facilidad al ámbito familiar y a nuestras relaciones sociales.

Luchar contra el estrés supone cambiar nuestros hábitos y costumbres, apostar por una vida más sencilla y aprender a relativizar la importancia de las cosas. En MuyPymes te ofrecemos la primera parte de un reportaje que te enseñará a tomarte las cosas de otra manera.

Una de las peores consecuencias del estrés es que nos impiden relajarnos incluso varias horas después de que el episodio que identificamos como estresante haya finalizado. Cuando esto ocurre, podemos determinar sin ninguna duda que el estrés se ha convertido en compañero inseparable de nuestras vidas y que hemos de tomar medidas al respecto antes que nuestros síntomas empeoren.

Muchos al leer estas líneas, esbozarán una sonrisa y se pensarán… «claro, es muy fácil decirlo pero…» Es precisamente es «pero» el que hemos de atajar de raíz, convertirlo en el primero de nuestros enemigos porque cuando hablamos de estrés, una cosa ha de quedar muy clara: o «él» o «nosotros».

Por eso en MuyPymes os ofrecemos hoy la primera parte de una serie de técnicas que os pueden ayudar o inspirar para luchar contra situaciones estresante, que nos causan malestar y que acaban por convertirnos, en definitiva, el algo que no somos.

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1. Identificar cuáles son los elementos que nos producen estrés

Identificar quiénes son los responsables de nuestro estrés es el primer paso para poder deshacernos de ellos. Para ello, podemos emplear la próxima vez que tengamos diez minutos libres para pensar sobre cuáles son las principales causas de nuestro estrés, e incluso elaborar una lista por escrito que incluya todos los elementos que pensamos que nos alteran, tanto en nuestra jornada laboral como en nuestra vida fuera del trabajo. Identificar estos elementos es ser conscientes de que existen por lo que podemos empezar a lidiar con ellos.

2. Eliminar los compromisos innecesarios

Todos tenemos una vida completa de compromisos. Compromisos que comienzan en nuestra jornada laboral sí, pero que se extienden al resto de áreas de nuestra vida privada (relaciones familiares, actos sociales, actividades, hobbies, etc.) ¿Hay alguno de ellos que nos resulte estresante? ¿Podemos evitarlo? y si no podemos evitarlo… ¿podemos enfocarlo desde una nueva perspectiva?

3. Procrastinación

En MuyPymes escribimos hace algunos meses un completo reportaje sobre procrastinación y cómo evitarla. Dejar que se acumule el trabajo sobre nuestra mesa es una fuente de estrés reconocida por la mayoría de los expertos. Dejar de hacer cosas para cuando «estemos de mejor humor» y distraernos de nuestro proyecto o tarea laboral para realizar «cosas más agradables» conduce, a la larga, a una situación de estrés.

 

 

4. Desorden y desorganización

Todos somos, de cierta forma, desordenados y desorganizados. Incluso si hemos diseñados un «sistema perfecto» de organización, es normal que de vez en cuando vivamos una situación caótica en la que no encontramos nada, ni somos capaces de seguir avanzando.

El problema es cuando desorden y desorganización se convierten en nuestra normal. No encontrar frecuentemente lo que buscamos puede conducirnos a situaciones especialmente estresantes que repercuten en nuestra salud.

5. Llegar siempre tarde 

Si nos despertamos con el tiempo justo para darnos una ducha de cinco minutos, desayunar, correr hacia el metro, subir las escaleras de dos en dos y sentarnos en nuestro puesto de trabajo. Si salimos hacia nuestras citas con el tiempo justo y nos vemos inmersos en un atasco de tráfico. Si postergamos entregas importantes hasta el último momento…. estaremos viviendo una situación de estrés continuo.

Necesitamos hacer un esfuerzo sincero para tomarnos más tiempo para hacer las cosas: despertarnos antes, acudir con tiempo de sobra a nuestras citas y reuniones, deshacernos en la medida de lo posible de la tiranía del reloj que gobierna nuestras vidas.


6. Exceso de control

Aunque a veces nos gustaría, no podemos controlar todas las situaciones que nos rodean, las personas con las que interactuamos, la forma en la que trabajan nuestros empleados, la forma de ser de nuestros compañeros… etc.

Querer tener todo bajo control es quizás una de las principales formas de estrés en los ambientes laborales. Al comprobar que las cosas no se desarrollan como las teníamos previstas, somos presas fáciles para la ansiedad, y las crisis nerviosas. Es importante aprender a aceptar que las cosas rara vez saldrán como nos gustaría, y relativizar la importancia de muchos asuntos que no acaban por ser tan trascendentes como creíamos.

7. Quien mucho abarca… 

Algunas personas piensan que el hecho de centrarse en más de una tarea a la vez, les hace ser trabajadores más productivos. Sin embargo, lo que en ámbitos anglosajones se denomina «multitasking» produce que no seamos capaces de desarrollar correctamente ninguna de las tareas que hemos decidido empezar a la vez. Resulta mucho más productivo y menos estresante realizar solo una cosa a la vez.

8. Consumidores de energía

Repasemos la lista que hemos realizado en el punto uno. Algunas cosas consumen nuestra energía de forma más intensa que otras, y comparativamente tienen menor valor para nosotros. ¿Podemos cortar con ellas de una forma definitiva?

9. Evitar los conflictos / personas conflictivas

Sabemos perfectamente quienes son. Jefes, compañeros de trabajo, clientes, amigos, familia… en todos los ámbitos nos encontramos con personas que son capaces de sacar de nosotros lo peor que llevamos dentro y que, como consecuencia nos estresan y producen en nosotros ansieda, haciendo nuestra vida más difícil. Aunque podríamos enfrentarnos directamente a ellos, lo más sencillo es dejarlos fuera de nuestra vida, siempre en la medida de lo posible y manteniendo en todo caso un contacto mínimo.

10. Simplificar nuestra vida

Nuestra vida es muy complicada. ¿Por qué complicarla más? Hemos de hacer los esfuerzos necesarios para llevar una vida más sencilla, eliminando lo superfluo, las tareas que nos agotan y no nos conducen a nada, el sentimiento consumista, los compromisos a los que realmente no queremos acudir, las excusas y medias verdades. Una vida más sencilla y honesta con nosotros mismos reduce al mínimo nuestros niveles de estrés.

 

 

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