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Miercoles, 24 Abril 2024

Digitalización

Analizamos el nuevo Apple MacBookPro (Mid 2010)

Apple presentó hace unos días una actualización de sus portátiles de gama alta. Los nuevos MacBook Pro ofrecen más velocidad, rendimiento, potencia gráfica y autonomía a precio similar al de sus predecesores.

En Cupertino mantienen intacta su estrategia de la gama portátil: una gran actualización de diseño y componentes que se completa cada cierto tiempo con sutiles mejoras de hardware, manteniendo una interesante relación entre calidad, precio y prestaciones. ¿Quieres conocerlo de cerca?

Como es habitual en todos los productos de Apple, el nuevo MacBook Pro se presenta en un cuidado embalaje y acompañado del cargador, un paño de limpieza, dos DVD con el sistema operativo y las aplicaciones incluidas de serie y un escueto manual. Como comentamos en nuestro análisis del último iMac es una lástima -y un feo detalle – que la compañía no incluya accesorios como el mando a distancia o un adaptador de vídeo, disponibles previo pago en la Apple Store. Seguro que los maqueros con algunos años encima echan de menos la antigua política de la compañía en este aspecto.

 

 

 

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El nuevo Apple MacBook Pro mantiene el diseño unibody de aluminio presente en modelos anteriores, robusto, elegante y con una estética espectacular. Un examen más detenido revela la obsesión de la firma de la manzana por los detalles: no hay tornillería a la vista, el sistema de bisagra del panel está resuelto de manera magistral y, en términos generales, el ordenador exhibe un nivel de acabados acorde con su precio. A modo de anécdota, comentar que incluso la hendidura que permite abrir el equipo ha sido sometida a cientos de revisiones (llegando a usar un microscopio electrónico) hasta dar con el diseño perfecto. Un pequeño ejemplo de por qué Apple es diferente.

 

El equipo que nos ha enviado Apple para el análisis cuenta con un procesador Intel Core i5 a 2,4 GHz4 Gbytes de memoria RAM DDR3, un disco duro serial ATA de 320 Gbytes y un sistema de gráficos híbrido compuesto por una solución integrada de Intel y la NVIDIA GeForce GT 330M con 256 Mbytes de memoria dedicada.

 

 

 

 

A pesar de ser el modelo más económico dentro de los 15 pulgadas, comparte la mayoría de especificaciones con sus hermanos mayores y sólo encontraremos diferencias en el procesador (el tope de gama lleva un potentísimo Intel Core i7), la capacidad del disco duro y la memoria de la gráfica dedicada. En nuestra opinión esta configuración es la más equilibrada en lo que a relación calidad precio se refiere, y la potencia que ofrece debería ser más que suficiente para casi cualquier usuario.

 

En este artículo nos centraremos en las novedades presentes en este modelo concreto, pero remitimos al lector a nuestro análisis de su predecesor, prácticamente idéntico en lo que a diseño y conectividad se refiere, donde comentamos en profundidad otros aspectos del equipo.

 

 


¿Qué hay de nuevo?

Los nuevos procesadores constituye la novedad más relevante de esta nueva hornada de MacBook Pro. Los procesadores de Intel para equipos portátiles, presentados durante el pasado CES, destacan por su combinación de excelente rendimiento y consumo contenido y ofrecen la mejor opción disponible en el mercado a día de hoy para equipar un ordenador portátil.

 

 

 

 

Basado en tecnología de 32 nanométros, el Intel Core i5 incorpora la tecnología Turbo Boost, capaz de incrementar dinámicamente la velocidad del micro en función de las necesidades de rendimiento e Hyper-Threading, que activa todos los hilos de cada núcleo al mismo tiempo, creando para el sistema cuatro núcleos virtuales. La mejor distribución de la caché (256 Kbytes por núcleo, 3 Mbytes de L3), la controladora de memoria integrada y las nuevas instrucciones también son mejoras relevantes. En la práctica, notaremos un importante incremento del rendimiento en aplicaciones que necesiten gran potencia de cálculo y escenarios multitarea.

 

 

 

 

Una de las novedades más interesantes de este equipo es su capacidad para cambiar automáticamente entre la gráfica dedicada (más potente, pero que también demanda más recursos) y la integrada. La permuta, a diferencia de modelos anteriores, se realiza de forma transparente para el usuario, que no notará absolutamente nada ni tiene que realizar ninguna acción. Esta opción controlarse desde el menú economizador, aunque sólo nos deja una posibilidad de elección: activarlo o desactivarlo.

 

Cuando el modo automático está activado, la gráfica dedicada sólo se activa en contadas ocasiones: ejecutando un videojuego, trabajando con aplicaciones 3D o al conectar un monitor externo. Los dos sistemas gráficos tienen una conexión propia con el panel, de tal forma que cuando uno está apagado su consumo es de cero vatios. En entorno Windows la gráfica dedicada siempre está activa, sin posibilidad de elección.

 


Cuando el modo automático está activado, la gráfica dedicada sólo se activa en contadas ocasiones: ejecutando un videojuego, trabajando con aplicaciones 3D o al conectar un monitor externo. Los dos sistemas gráficos tienen una conexión propia con el panel, de tal forma que cuando uno está apagado su consumo es de cero vatios. En entorno Windows la gráfica dedicada siempre está activa, sin posibilidad de elección.

 

Quizá el usuario avanzado eche de menos un mayor nivel de control de esta función; al fin y al cabo es un automatismo programado por Apple en el que debemos confiar si queremos ganar autonomía (no podemos especificar, por ejemplo, con qué aplicaciones concretas queremos que se active o no el chip de NVIDIA), aunque a su favor debemos comentar que los resultados de nuestras pruebas han sido sobresalientes.

 

 

 

La pantalla de 15 pulgadas ofrece una resolución nativa de 1.440 x 900 píxeles, en formato panorámico 16:10. En cuanto a su calidad pocas novedades: sigue siendo excepcional. 

 

Apple ofrece de manera opcional (entre 90 y 135 euros más) montar un panel de mayor resolución (1.680 x 1.050 píxeles) mate o brillante (la pantalla por defecto es brillante). Es una opción – bastante cara – que agradecerán los usuarios que trabajen con fotografía o vídeo y quieran fidelidad de color y mayor definición.

 

 

 

Nuestras pruebas


Las mejoras en el hardware se notan con software exigente y en tareas donde el procesador es un elemento clave. Con la batería de pruebas sintéticas comparamos esta versión con la inmediatamente anterior, lanzada en verano de 2009 y equipada con un procesador Intel Core 2 Duo a 2,8 GHz que también analizamos en profundidad en MuyComputer.

 

 

 

 

Los resultados no dejan lugar a dudas. Los nuevos MacBook Pro son notablemente más rapidos que sus predecesores y las mejoras implementadas en los nuevos procesadores (Turbo Boost y HyperThreading) junto a los 4 Gbytes de RAM de serie les permiten ofrecer un rendimiento superior en escenarios multitarea, trabajo con archivos pesados o codificación de vídeo. Esperamos un nuevo equipo de Apple para comparar dos propuestas basadas en la misma arquitectura.

 


Aunque las diferencias son más notables con este tipo de pruebas -especialmente orientadas a llevar al máximo cada máquina- también son evidentes en la práctica utilizando aplicaciones como Aperture, Adobe Ligthroom, Adobe PhotoShop o Final Cut, por comentar algunos ejemplos de software profesional típico de estos equipos. Hemos estado trabajando con el equipo durante varios días y, literalmente, Mac OS X y las aplicaciones habituales vuelan.

 

 

 

 

 

La nueva gráfica de NVIDIA ofrece rendimiento suficiente para ejecutar videojuegos con soltura, aunque es evidente que un MacBook Pro no es la plataforma ideal para jugar. En cualquier caso, sí es capaz de mover títulos que no sean especialmente exigentes con la gráfica si moderamos el nivel de detalle y los efectos y tiene un consumo más contenido que la anterior.

 

A modo de ejemplo probamos algunos de nuestros títulos favoritos en el equipo, funcionando nativamente con Windows: conseguimos 46,5 frames por segundo en Left 4 Dead, 59,2 con World of Warcraft y 35,1 con Far Cry 2 (todos a 1.440 x 900, detalles medios, AA activado). Evidentemente tampoco tiene problemas en mover con fluidez cualquier contenido multimedia en alta definición.

 

Apple anuncia que la batería del equipo propociona una autonomia de entre 8 y 9 horas. El optar por una batería interna (no reemplazable por el usuario) ha permitido a la compañía californiana aumentar su tamaño, prescindiendo de las limitaciones que conllevan las extraíbles (pilas cilíndricas, contenedor de plástico, sistema de extracción, blindajes, etc.). La batería que monta esta revisión es capaz de almacenar hasta un 6% más de energía que los de la generación anterior, entregando 77,5 vatios por hora.

 

De esta forma, Apple ofrece una autonomía que supera ampliamente a la de sus competidores, aunque a costa de perder la posibilidad de intercambiar baterías «en caliente» y haciendo necesario enviar el equipo al servicio técnico cuando finalice la vida útil de la batería para su reemplazo (la marca estima unos 1.000 ciclos de carga completos). Aunque la firma californiana data en 5 años la vida útil de la pila, nuestra experiencia nos dice que la cifra peca de optimista: a partir de los 18 meses empezaremos a notar mermas de rendimiento, dependiendo del uso que hayamos dado al equipo. El cambio de batería en un servicio técnico oficial ronda los 170 euros.

 

La autonomía del equipo es fantástica, llegando a las 7 horas de uso real.

 

En nuestras pruebas de uso real conseguimos hasta 7 horas de autonomía manteniendo el brillo en medio y utilizando el equipo para tareas básicas (navegación, ofimática, etc.). Incluso en uso intensivo es fácil llegar a las cuatro horas, con conectividad inalámbrica activada y reproduciendo contenido multimedia. Sólo con pruebas intensivas y/o videojuegos conseguimos acabar con la batería en algo menos de 2 horas. Espectacular.

 

Conclusiones

Apple vuelve a situar el MacBook Pro como el mejor portátil disponible en el mercado actualmente. Hardware de primer nivel junto a un sistema operativo espectacular y un conjunto de aplicaciones tan productivas como intuitivas y fáciles de usar proporcionan una experiencia de usuario díficilmente superable.


Como siempre que probamos equipos de Apple nos quedamos con ganas de más. Por pedir nos hubiera encantado encontrar un módem 3G integrado, la opción de montar un combo con Blu-ray (remota posibilidad por otra parte, teniendo en cuenta la clara apuesta de Apple por los contenidos descargables) o algún puerto USB adicional. Lo que sí nos parece mejorable es la capacidad del disco duro, sólo 320 Gbytes en el modelo analizado. Por este precio y teniendo en cuenta el bajo coste del componentes es difícilmente justificable que no disponga, al menos, de uno de 500 Gbytes.


Es evidente que el MacBook Pro no es un equipo económico, pero dentro de su rango de precios y echando un vistazo a sus rivales directos nos parece una compra excelente. Un equipo magnífico que se desenvuelve con soltura en cualquier campo y colmará de satisfacciones a los usuarios que puedan hacerse con uno. Sobresaliente.

 

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