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Jueves, 25 Abril 2024

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6 técnicas para evitar el perfeccionismo laboral

En el artículo «5 razones para dejar de ser tan perfeccionista» que publicamos ayer, comentábamos como un exceso de celo y la obsesión por los pequeños detalles podían conducirnos a ser menos eficientes y efectivos y llevarnos hacia la procrastinación o la pérdida de visión global.

En ese mismo artículo también comentábamos que además de nuestra fuerza de voluntad, existían algunas técnicas que podían ayudarnos a superar el perfeccionismo insano. Hoy os explicamos las más sencillas de poner en práctica.

1.Teoría del 80/20

La teoría del 80/20 explica en su principal y único postulado que en términos generales el 80% de las tareas de cualquier proyecto, las completamos en el 20% del tiempo que empleamos en el mismo. Esto se traduce en el hecho de que el grueso del trabajo de cualquier proyecto solemos completarlo de forma rápida y eficaz pero que al revisarlo, introducir cambios y preocuparnos por los pequeños detalles empleamos el resto del tiempo.

Teniendo en cuenta que tal y como explicamos ayer, la obsesión por los pequeños detalles es tedioso y realmente no nos va a ayudar a mejorar espectacularmente nuestro trabajo, deberíamos ser capaces de trazar una línea de tiempo tras la cual dejar de «mejorar» nuestro proyecto.

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2. Ser conscientes de lo que estamos dejando de hacer

Cuando empleamos nuestra energía y concentración en una tarea, estamos dejando de emplearlas en otras. Es lo que los economistas conocen como «coste de oportunidad»

Hay miles de cosas en las que podemos emplear nuestro tiempo en vez de dedicarnos a aplicar el filtro sombra a las diapositivas de nuestra presentación. Cuando tomamos conciencia de lo que podríamos estar haciendo, rápidamente nos damos cuenta que los detalles ya no nos parecen tan importantes y pronto volvemos a la senda de la productividad.

3. Desarrollar una visión global

¿Cuál es nuestro objetivo final? Cuando estamos trabajando duramente en nuestro proyecto, ¿tenemos presente en todo momento cuál es el resultado final que queremos conseguir?

Para asegurarnos de que tenemos presente en todo momento nuestra visión global o nuestra visión de conjunto, resulta útil realizar una planificación en la que indiquemos cuáles son los objetivos que queremos conseguir al final de cada semana, al final de cada mes y finalmente el proyecto en sí. 

4. Tareas prioritarias

Las tareas prioritarias o Big Rocks como las denominan los anglosajones, son las actividades que dentro de nuestro proyecto tienen un alto impacto en el resultado final. Al trabajar en cualquiera de nuestros proyectos debemos asegurarnos que siempre estamos trabajando sobre una tarea prioritaria y que al finalizar la misma, saltamos a la siguiente tarea prioritaria.

Empezar en cambio por tareas poco relevantes, nos distraen de nuestro objetivo principal y como consecuencia, muchas de estas tareas prioritarias corren el riesgo de convertirse en urgentes.

Cuando nos familiarizamos con la visión global de la que hablábamos en el punto anterior, es fácil el poder determinar desde el primer momento cuáles serán nuestras Big Rocks y sólo en el caso que al final de todo tengamos tiempo, podremos «relajarnos» y ser perfeccionistas.

5. Establece un límite de tiempo

La ley de Parkinson afirma que «el trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible para que se termine» o dicho con otras palabras, si nos marcamos 4 horas para terminar un proyecto, lo terminaremos en cuatro horas, pero si nuestro límite de tiempo es de dos horas, probablemente también lo terminemos en ese espacio de tiempo.

Por el contrario, si no nos fijamos un tiempo máximo para su finalización, corremos el riesgo de que finalmente, el proyecto acabe eternizándose y nos enredemos en lo de siempre: los pequeños detalles.

6. Concédete el lujo de cometer errores

Una de las razones que suele obsesionar a los «perfeccionistas enfermizos» es que sienten verdadero pánico al pensar que en su trabajo o en su proyecto puede haber un error. Tratar de desarrollar un proyecto perfecto, aunque técnicamente es viable, es altamente inefectivo por casi todas las razones que vimos en el artículo de ayer.

Cometer errores es un pequeño peaje que tenemos que pagar para ser más productivos, abrirnos a nuevas ideas, dar rienda suelta a nuestra creatividad, encarar nuevos proyectos. No está mal, ¿verdad?

 

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