La Schufa, la agencia alemana que estudia el historial crediticio de la población, ha decidido aprovecharlo y ha anunciado su intención de utilizar datos de Internet para evaluar la solvencia de las personas, de cara a la concesión de posibles créditos o contratos, una política con la que espera aumentar la precisión de sus informaciones.
Dieter Kempf, presidente de la Asociación de Internet Bitkom, nos explica cómo funciona este nuevo criticado procedimiento de recopilación de datos. «A través del análisis de datos es posible reconstruir el perfil de opinión sobre una persona. Los investigadores, a través de cuentas propias en Facebook o Twitter, puede averiguar de forma oculta direcciones, modificación de direcciones de otros usuarios y terminar construyendo un perfil nutrido de las opiniones o afirmaciones que otros usuarios de la red social tienen de nosotros. Y de ahí deducir si somos dignos de recibir un crédito o un seguro, acceder a un empleo o contratar una línea de teléfono móvil», expone.
Los investigadores pueden además entrar en foros en los que formulen preguntas de doble intención sobre el usuario cuya solvencia tratan de evaluar. También hay que recordar que la información permanece en las redes sociales aún después de haber cerrado una cuenta, por lo que datos de adolescentes y jóvenes pueden acabar formando parte de un dosier en el futuro.
No hay forma de defenderse legalmente de este uso de nuestros datos que no sea la discreción digital. Así lo ha manifestado la ministra de Justicia alemana, Sabine Leutheusser Schnarrenberger, que ha pedido a Schufa explicaciones sobre este proyecto de investigación de tres años de duración, alegando que «esta agencia no puede convertirse en el Gran Hermano de los intereses económicos».