En MuyPymes siempre insistimos en todas las ventajas que tiene el cloud computing para las pequeñas empresas. Y sin embargo hoy hemos querido hacer de abogados del diablo, y especular sobre los motivos por los que el cloud computing podría no resultar tan buena idea para las empresas. Que cada cual, saque sus propias conclusiones.
Internet de mala calidad
Las aplicaciones en la nube cada vez son más complejas, poniéndose casi al mismo nivel que a sus equivalentes en el escritorio, con todas las ventajas que eso tiene.
No obstante cuando una aplicación cloud se convierte en parte del core business de nuestra empresa, la dependencia de Internet se vuelve crítica, tanto dentro de la empresa, como fuera de ella.
No sólo dependemos de que nuestro proveedor de Internet nos garantice un buen servicio, sino también de la calidad de la conexión que tengamos en escenarios de movilidad.
¿Quién accede a la aplicación?
Disponer de aplicaciones on-line, supone para las empresas hacer un esfuerzo extra a la hora de gestionar credenciales y permisos de usuarios
En una empresa mediana o grande, pueden pasar unos días desde que el empleado abandona la organización hasta que se le revoca el acceso a todas las aplicaciones cloud en las que confía la empresa, y ese periodo puede ser crítico en áreas como la seguridad de la información o el robo de información sensible.
¿Desde todo el mundo?
Acceder a los datos críticos de nuestra empresa puede convertirse en una misión casi imposible si viajamos a algunos de los países que ejercen un mayor control (censura) sobre la Red.
Sin ir más lejos, la muralla digital que separa a China del resto de la Red, nos puede complicar el acceso a algunas aplicaciones que pueden ser claves para nuestro negocio.
Una forma de evitar estos obstáculos es optar por una conexión VPN, pero aún así la conectividad no está exenta de problemas.
Dependencia
Trabajar con un servicio cloud supone hacerlo respetando todas y cada una de sus reglas.
En caso de que nuestro proveedor considere que no estamos respetando alguna de ellas (algunas tan curiosas como mandar demasiados e-mails en Gmail), pueden optar por bloquear unilateralmente nuestra cuenta, sin que podamos hacer demasiado por evitarlo.
Esto puede poner a la empresa en una situación de dependencia con respecto a su proveedor de servicios, que en algunos casos puede dejar de ser interesante.
Servicio de atención al cliente impredecible
La llegada del cloud al mundo empresarial ha limitado en gran medida el papel del canal de distribución, con lo que la empresa ya no tiene una relación tan cercana y directa con su proveedor de tecnología.
Por otro lado, los desarrolladores cloud señalan una y otra vez, que este tipo de soluciones escalan con facilidad y crecen en funciones adaptándose a las necesidades del usuario.
Y siendo esto cierto, lo que no dicen es que las aplicaciones cloud también pueden decrecer en funcionalidades si el desarrollador considera que no merece la pena seguir manteniéndolas, independientemente de lo que considere su cliente.
Seguridad de los datos
Tras las filtraciones publicadas sobre la NSA y el caso Snowden parece haber quedado demostrado que nuestros datos en la Red, no están seguros al 100% seguros mucho que muchas empresas proveedoras de servicios se empeñen en afirmar lo contrario.
En este sentido, antes de pasarnos al cloud, conviene comprobar si la aplicación en la que vamos a confiar nos ofrece el encriptado de nuestros datos, única forma de garantizarnos el nivel máximo de seguridad.
La calidad no siempre está asegurada
Aunque en muchas áreas las aplicaciones cloud luchan en igualdad de condiciones con sus iguales en el escritorio, en otras la apuesta por el cloud puede cobrarse su peaje.
Un ejemplo claro es Excel. La hoja de cálculo de Microsoft todavía no ha encontrado un rival digno en la nube que pueda afirmar -sin sonrrojarse- que es mejor que uno de los productos estrella de los chicos de Redmond.
Cultura corporativa
Incluso aunque nuestra empresa todos nuestros trabajadores estén acostumbrados a trabajar en la nube, esto no quiere decir que las personas con las que se relacionan, sus clientes, partners, etc. lo estén.
La consecuencia natural de esto es que algo tan básico como compartir un documento en Google Docs, puede convertirse en un dolor de cabeza para muchos.
