Las entidades financieras no sólo están en crisis sino que además cada vez generan menos confianza. Y generan tan poca, que según el «Índice Millenial Financial Knowledge», elaborado por la startup Keepunto, el 53% de los jóvenes que pertenecen a la conocida como generación millenial (o generación Y – nacidos entre 1982 y 2004) aseguran que confiarían antes sus ahorros a grandes empresas tecnológicas como Google o Facebook antes que a un banco «tradicional».
Sin lanzarse de cabeza a un fenómeno como el bitcoin, el estudio sí que revela que el 70% de los encuestados estarían dispuestos a utilizar con normalidad alguna moneda virtual inventada por alguna de estas empresas. Frente a la imagen positiva que tienen los millenials de las grandes tecnológicas, destaca una percepción tremendamente negativa de las entidades bancarias, a las que responsabilizan en su mayoría de haber provocado la crisis económica.
La pregunta que cabe preguntarse por lo tanto es la siguiente: ¿Están en condiciones estas empresas de ofrecer un servicio financiero que pueda competir con la banca tradicional? Si bien no parece que esté entre sus planes más inmediatos, la enorme cantidad de datos que ya gestionan empresas como Apple, Google o Facebook, pueden permitirles dar el salto en cuanto lo consideren oportuno.
En este terreno, Apple presenta la posición más paradigmática. La empresa de Cupertino almacena en sus servidores millones de cuentas Apple ID asociadas a usuarios que han introducido al menos una tarjeta de crédito. Usuarios que diariamente compran en la iTunes Store o en la App Store o en la Mac App Store sustentando de esta forma el grueso de los beneficios de la compañía.
A esto hay que unir el reciente lanzamiento de Apple Pay, que tras su corto periodo de vida en Estados Unidos, ya se ha convertido en un estándar dentro del terreno de los pagos móviles. Y sí, por el momento Apple Pay está asociado a entidades financieras concretas y a tarjetas de crédito determinadas pero ¿durante cuánto tiempo? ¿Cuántos usuarios de iPhone no estarían más que deseosos de que sus nóminas en vez de ingresarse en el Bank of America, no se ingresasen en el Apple Bank? Y más, si hacerlo supusiese obtener descuentos y bonificaciones en la compra del próximo iPhone o producto similar.
Facebook hizo en el pasado un tímido intento con el lanzamiento de Facebook Credits, una moneda virtual que servía para pagar las compras In-App que se hacían en esta red social. Si no funcionó es porque tal vez llegó algunos años antes de su tiempo. Hace poco informábamos que la red social ya está empezando a experimentar con los pagos móviles a través de Facebook Messenger.
No sería descabellado pensar un futuro en el que en lugar de pagar con euros, en determinados establecimientos tuviese validez una moneda 100% Facebook…toda vez que conviene recordar que si el dinero vale algo, es porque creemos que lo vale. Y con más de 1.000 millones de usuarios, se acabaron los problemas del cambio de divisas. Incluso en una empresa tan tradicional como Microsoft se empieza a mover algo. Ayer informábamos que la empresa capitaneada por Satya Nadella iba a empezar a aceptar pagos en bitcoins en sus tiendas on-line.
Y aunque como repetimos estamos sólo ante los primeros y tímidos pasos, la profundidad y complejidad de la última crisis económica no sólo ha cambiado la percepción que tienen los ciudadanos de las instituciones financieras clásicas sino que dibuja un futuro diferente en el que nuevos actores y probablemente nuevas monedas van a emerger con fuerza con el objetivo de sustituir un paradigma que nace en 1944 con la firma de los acuerdos de Bretton Woods. Han pasado más de 70 años y el mundo pide un cambio.
