Elon Musk es uno de los empresarios más importantes de los últimos años y está convencido de que los robots acabarán por eliminar miles de puestos de trabajo, por lo que será necesario dibujar una nueva estructura social que supere el paradigma actual.
Musk, de cuya mente han nacido proyectos como la compañía de automóviles Tesla, o la aeroespacial Space X, asegura en este sentido que sería más que sensato instaurar una renta universal con la que combatir los efectos colaterales de una sociedad que avanza a grandes pasos hacia la robotización y la inteligencia artificial.
El multimillonario americano se suma así a otras voces que explican que la robotización no sólo es ya más que patente en el terreno industrial, sino que a corto y medio plazo saltará a otros espacios que hasta ahora estaban reservados a la creatividad y a tareas «intelectuales».
¿Cómo empezará esta revolución? Como vimos hace unos meses, la inteligencia artificial se traducirá en un primer momento en una «invasión» de vehículos autónomos que afectará directamente a la actividad de los profesionales del transporte, a los taxistas, etc.
Pero además entrará en todos aquellos puestos de trabajo en los que haya que analizar grandes cantidades de datos, puestos administrativos, documentalistas, e incluso en posiciones más creativas como el periodismo, la investigación o el mundo del derecho.
Las declaraciones de Musk presentan en este sentido, un mundo en el que el trabajador probablemente tendrá mucho más tiempo libre, tiempo que deberá emplear en tal vez imaginar cómo se puede beneficiar la sociedad de formas que no necesariamente tengan que estar relacionadas con una actividad laboral.
Elon Musk no obstante, no es el primero en llamar la atención sobre un sistema heredado de la revolución industrial al que gracias a las nuevas tecnologías, se le empiezan a ver las costuras. El magnate mexicano Carlos Slim aseguraba hace unos meses que dada la inercia actual lo más razonable en estos momentos sería instaurar una jornada de 35 horas semanales distribuidas en sólo tres días, de modo que el trabajador disfrutara de cuatro días libres por semana.
En el otro lado de la balanza se encuentran los que aseguran sin embargo que los puestos de trabajo que sean eliminados por robots e inteligencia artificial serán sustituidos por los que genere una nueva economía precisamente basada en estas nuevas tecnologías.
Sin embargo es difícil asumir que esta nueva economía se rija por una ecuación de 1:1 (un puesto eliminado, un puesto creado) y resulta más razonable pensar que esta relación irá aumentando con el paso del tiempo a 2:1, 3:1 o 5:1.
Sea como fuere, la reflexión de Musk es un altavoz interesante para todas esas voces que llevan años reclamando cambios en la forma de trabajar y a nivel más profundo, cambios significativos sobre cómo nos estructuramos como sociedad.