Cuando se habla de transformación digital, por alguna razón se tiende a pensar casi exclusivamente en grandes empresas, enormes centros de datos, decenas de miles de empleados conectados permanentemente… Es más, cada cierto tiempo publicamos casos de éxito en los que contamos como una gran empresa ha dado el paso y ha puesto en marcha su propia transformación digital. Sin embargo, eso no significa que este cambio solo esté al alcance de las grandes corporaciones. ¡Al contrario! La pequeña y mediana empresa también tiene mucho que ganar con este cambio. En algunos casos, incluso más que las organizaciones empresariales.
Para empezar, su tamaño es su mayor ventaja. Para esto, debemos recordar que, al hablar de transformación digital, nos referimos a un proceso por el cuál el epicentro de la operativa diaria de una empresa pasa a gestionarse de manera digital, lo que permite optimizar las operaciones, detectar nuevas oportunidades de negocio, aumentar al máximo la productividad de los empleados… Hablamos, por lo tanto, de un cambio muy profundo, y que a mayor tamaño, más difícil es de acometer. Sin embargo, si hablamos de una pyme, sin duda se tratará de un proceso más sencillo, rápido y del que podremos empezar a recoger resultados desde el primer día.
Aunque las grandes corporaciones compiten entre sí, el verdadero campo de batalla de cada día se da en el entorno de las pymes, que tienen que ser singularmente rápidas a la hora de adaptarse a cambios, detectar tendencias en el mercado antes de que lo hagan los demás, responder adecuadamente a los movimientos de la competencia, etcétera. Dicho de otra manera, solo las pymes más competitivas son capaces de sobrevivir en un entorno tan complejo y competitivo, y la transformación digital las dota de las herramientas necesarias para navegar en aguas tan complejas.
Aunque cada empresa es un mundo, uno de los objetivos más comunes de las empresas es crecer, y ya se sabe que el primer paso para llegar a ser grande es pensar a lo grande. Y, para tal fin, debemos pensar en cómo ampliar nuestros actuales modelos de negocio, así como en otras oportunidades que todavía no estemos explorando. También debemos ofrecer un nivel de compromiso, eficiencia y agilidad superiores a los que puede proporcionar una gran empresa (de nuevo, nuestro tamaño es nuestra ventaja). Para tal fin, contamos con un enorme catálogo de productos y soluciones tecnológicas que podemos incorporar a nuestro día a día, siempre que ya contemos con una base tecnológica.
Y, no lo olvidemos nunca, la transformación digital es un proceso que empieza ahora, pero que no termina nunca. Y es que una pyme que haya dado el primer paso, y haya descubierto las ventajas de empezar a pensar en digital, será consciente de que la verdadera clave de todo es la evolución constante, el sacar siempre el máximo partido a las soluciones tecnológicas y, de esta manera, permanecer siempre en la cresta de la ola.
