Cuando hablamos de entornos de impresión profesional, tanto a nivel de pymes como de autónomos, comercios y profesionales independientes, debemos tener siempre clara la idea de la impresora como inversión, es decir, como un instrumento fundamental del que puede depender no sólo nuestro éxito, sino también otros aspectos importantes, como por ejemplo los gastos que deberemos afrontar mes a mes.

Esto supone que una mala elección a la hora de comprar una impresora puede suponer una mala inversión, y las consecuencias derivadas de ello pueden llegar a causarnos más de un problema, ya que estaremos utilizando una herramienta inapropiada que no se ajusta a nuestras necesidades reales.

Altos costes de impresión, lentitud e incapacidad para sacar adelante ciclos de trabajo concretos y ausencia de funciones clave que nos serían de gran ayuda son algunas de las consecuencias más importantes que conlleva hacer una mala inversión en la impresora, y para evitarlo os dejamos una serie de consideraciones básicas que debéis tener en cuenta siempre antes de comprar:

• Cuál es la cantidad de impresiones mensuales que necesitamos cubrir al mes, y nuestras expectativas de crecimiento a medio plazo.
• Tipo de impresión que realizamos, teniendo en cuenta formatos, color y otras particularidades.
• Número de personas que utilizarán la impresora.
• Integración en nuestro entorno, es decir, si vamos a necesitar conectividad WiFi o nos basta con cable.
• Funciones que vamos a necesitar, tanto básicas como avanzadas, lo que incluye desde escáner, copia y fax hasta impresión móvil.
• Otras funciones importantes a nivel de gestión y seguridad que nos resulten imprescindibles.

Una vez hayamos concretado todo eso podremos lanzarnos a elegir con seguridad, teniendo siempre en cuenta que si dudamos entre dos modelos y tenemos unas expectativas de crecimiento buenas siempre será mejor ir a por el que sea superior, ya que cubrirá mejor nuestras necesidades presentes y futuras.