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Jueves, 18 Abril 2024

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Cinco consejos para emprendedores novatos

Una de las ideas que más se repiten en los últimos meses es que precisamente en situaciones de crisis es cuando más oportunidades se presentan para que nuevos emprendedores encuentren un espacio propio en un mercado que se mueve entre la incertidumbre y el miedo.

Y aunque esto es así, no todo el mundo tiene madera de emprendedor. El emprendedor es una «rara avis» que ha de disponer una fuerte disciplina, asumir y tolerar riesgos, saber controlar los pequeños costes y no perder el equilibrio.

Son muchos los expertos que opinan que la principal característca que ha de poseer todo emprendedor que quiera triunfar en el mundo de los negocios, es la creatividad. La creatividad dicen, es la llave que abre las puertas de todos los mercados. Sin embargo, en MuyPymes nos inclinamos más por ideas como las de Thursday Bram, que opina que el principal rasgo caracterítico del emprendedor ha de ser la disciplina.

Disiciplina que en la carrera del empresario va a ser sometida a prueba en numerosas ocasiones. En los duros comienzos, por ejemplo, cuando tenga que lidiar con las partes menos gratificantes del proyecto que se trae entre manos. En el trabajo diario, cuando es consciente de que todo recae sobre sus hombros, y que las consecuencias de lo bien o mal que vaya la empresa dependen definitivamente de él/ella.

Disiciplina cuando asuma que no importa las horas extra que tenga que emplear, las vacaciones que no se pueda tomar, el tiempo que no pueda disfrutar en compañía de los suyos como solía hacer antes de lanzarse a una «loca aventura» empresarial. El emprendedor no disciplinado verá cómo su negocio se hunde antes de que pueda decir «a».

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Mantén la calma

Las cosas van a ir mal. Tarde o temprano, ninguna empresa se salva de una época de crisis en la que parece que todo va mal. Tenemos que estar preparados para cuando llegue este momento, porque va a llegar. Sin embargo, tenemos que tener la fuerza suficiente para ser capaces de mantener la calma en cualquier momento. En este sentido, de nada sirve tomar decisiones precipitadas, fruto de la tensión o del calor del momento.

El buen emprendedor es aquél que es capaz de templar los nervios incluso en los momentos de mayor desesperación. Es un emprendedor no emocional, que no se guía por intuiciones, rumores o falsos consejos. Sin embargo, mantener la calma por sí solo, no es una receta mágica que va a solucionar todos nuestros pronblemas, pero seguro que nos va a permitir afrontarlos de forma que sean tal y como son: no convirtamos un grano de arena en una montaña.

 

 

Controla los gastos

Uno de los grandes defectos de los que montan una empresa por primera vez es que sin saber cómo los gastos se disparan a niveles insospechados y se ven obligados a cerrar antes de un año. Aunque pueda parecer algo obsesivo, resulta muy recomendable que desde el principio el emprendedor controle en qué se gasta cada euro de la empresa.

Ha de saber reconocer cuáles son los gatos inútiles o superficiales, sobre todo los pequeños. Os sorprendería saber que son precisamente los pequeños gastos, a los que nadie presta atención, los que una vez que se suman, a final de mes, más sorpresas desagradables causan. Por eso es tan importante que al principio seamos capaces de saber dónde invertimos cada céntimo y si podemos hacer lo mismo gastándonos menos.

Optimiza los riesgos

No importa cuánto dinero hayamos invertido en nuestro proyecto. Es un proyecto arriesgado. Con esto queremos decir, que en principio no hay forma de saber si nuestra empresa va a funcionar bien o no. Incluso si apostamos por un producto muy consolidado y demandado, el mercado puede cambiar de un momento a otro, y quedarnos totalmente desfasados.

Dicho de otro modo: si no somos capaces de asumir riesgos y, en el peor de los casos, lidiar con nuestro fracaso, no es recomendable lanzarse a la aventura empresarial. Tenemos que estar dispuestos a tomar decisiones arriesgadas e incluso en ocasiones deberemos actuar completamente a ciegas. Esto no quiere decir que debamos tomar riesgos que nos parecen totalmente estúpidos. Hay que aprender a determinar la cantidad de riesgo que nuestra empresa puede asumir.

En definitiva, el emprendedor tiene que poder asumir grandes riesgos, sentirse cómodo con ellos, pero sin perder la perspectiva.

Equilibrio

Todo lo que hemos indicado anteriormente hay que tomarse en su justa medida. Un excesivo control de gastos puede derivar en obsesión, un exceso de calma puede llevarnos a tomar decisiones desde una distancia excesiva hasta llevarnos a perder la perspectiva de nuestro negocio y si los riesgos que asumimos son enormes, podemos fracasar mucho antes de lo que empezamos.

Además, es necesario que mantengamos un equilibrio entre nuestra vida personal y laboral. Hay que saber desconectar, incluso cuando las cosas van mal. No nos beneficia en nada trabajar 15 horas al día. Lo que no hagamos en 8-10 horas, no lo haremos en 15. En conclusión, tener muy claro que aunque es nuestro negocio el que está en juego, también es nuestra vida y nuestra salud la que se puede resentir.

 

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