General Motors y Chyrsler, dos de los tres grandes fabricantes de coches de Estados Unidos, anunciaron este martes 50.000 nuevos despidos como parte de su plan de reestructuración para intentar salir de la grave crisis que atraviesa el sector, así como nuevos fondos federales para evitar la quiebra, que ascienden en total a 39.000 millones de dólares.
La compañía que preside Richard Wagoner aseguró que necesitará un total de 30.000 millones de dólares como parte de la ayuda de la Casa Blanca para evitar tener que ir a la quiebra, anunció el despido de 47.000 trabajadores en todo el mundo que se materializarán durante el presente año, y el cierre de cinco plantas en Estados Unidos.