La semana pasada desarrollábamos en un reportaje lo que para nosotros son los cinco requisitos que ha de cumplir cualquier trabajador que quiera trabajar en su hogar. Hoy queremos centrar nuestra atención en el espacio de trabajo propiamente dicho, en nuestra «oficina casera».
En este sentido, la idea de este artículo es proporcionar algunos conceptos generales sobre cómo debería nuestro espacio de trabajo, un espacio en que no lo olvidemos, pasaremos muho tiempo.
¿Qué requisitos ha de tener nuestro espacio de trabajo? ¿Vale cualquier mesa y ordenador que dispongamos de una forma más o menos arbitraria? Aunque no sería realista por nuestra parte escribir una especie de compendio sobre cómo ha de ser la oficina «particular» de cada tele trabajador, sí que podemos, con la ayuda de Eve Gumpel (periodista de la revista «Entrepeneur») esbozar alguno de los detalles con los que ha de cumplir nuestra oficina.
En primer lugar y antes de correr raudos a Ikea a comprar una mesa de diseño, y acudir después a una gran superficie para hacernos con el más moderno de los ordenadores deberíamos preguntarnos lo siguiente:
¿Qué uso vamos a dar a nuestro espacio de trabajo?
¿Qué tipo de trabajo hemos de desarrollar?
¿Vamos a recibir a nuestros clientes? ¿Qué tipo de clientes son?
¿Vamos a recibir a compañeros para trabajar «en grupo»?
¿Qué equipamiento necesitamos?
¿En qué momento necesitamos desarrollar la mayor parte de nuestro trabajo?
Diseño del espacio
En principio no es necesario formularnos un planteamiento excesivamente sofisticado. Cualquier habitación a la que no le estemos dando un gran uso puede ser nuestra próxima oficina.
Imaginemos por ejemplo un cuarto en el que suelen quedarse las visitas, o uno que solamente lo utilizamos para almacenar cosas que no sabemos donde poner. Incluso podemos aprovechar un espacio dentro de una habitación más amplia, siempre que sea «nuestro» espacio.
Un espacio que, como norma general, tiene que cumplir almenos con dos características fundamentales: poder mantener cierto orden que nos permita encontrar»nuestras cosas» sin problemas, pero que a la vez que permita mantener el resto de nuestra casa libre de «material de trabajo». Cumplir ambas reglas permite mantener un equilibrio saludable entre nuestra vida laboral y doméstica.
Los errores más comunes
Una vez hemos diseñado nuestro espacio de trabajo, hemos de comprobar que no hemos cometido alguno de los siguientes errores:
1. Nuestro espacio tiene elementos que pueden distraernos con facilidad de nuestro trabajo, como por ejemplo una televisión.
2. No disponemos del equipamiento adecuado para almacenar nuestras cosas, tanto las físicas, como las «virtuales».
3. No disponemos de material de referencia o de consulta.
4. Nuestro equipo informático es obsoleto.
5. La distribución de los cables ha convertido nuestra oficina en un «rally» en el que hemos de sortear obstáculos.
Factores críticos de éxito
Tecnología y equipos informáticos
Gran parte de nuestro trabajo depende de nuestros equipos informáticos y de la tecnologái en general, por lo que es importante disponer de elementos adecuados y contar con un buen servicio técnico en caso de ser necesario.
Iluminación
Lo ideal es que nuestro espacio de trabajo reciba tanta luz natural como sea posible. Resulta recomendable trabajar en un cuarto que disponga de una gran ventana que deje pasar la luz solar. El efecto de la luz artificial en cambio es el de una mayor fatiga sobre el trabajador además de una «distorsión del tiempo» que conduce frecuentemente a una mayor irritabilidad y malestar general.