Sin cruzar una palabra. Los jefes de la fábrica de calzado portuguesa Pinhosil despidieron a sus 18 trabajadoras a través de mensajes de móvil y después no cogieron sus teléfonos cuando las empleadas les llamaron para pedir respuestas.
Las afectadas recibieron el pasado jueves 26, durante sus vacaciones, un escueto SMS con remitente desconocido, según publican medios portugueses como ‘A Bola’. «La empresa va a cerrar a partir del lunes. Recibirá su carta para el desempleo», rezaba el mensaje.
Consternadas y sorprendidas, las trabajadoras decidieron entonces protestar a las puertas de la fábrica, situada en Arouca, cerca de la norteña ciudad de Oporto.
Las operarias se mostraron indignadas por la forma de actuación de la empresa y aseguraron que los patrones de la unidad fabril ni siquiera han atendido a sus llamadas.
De acuerdo con los medios portugueses, fue también infructuosa la tentativa de contactar con el propietario de Pinhosil, una empresa que ya tenía fama de pagar a destiempo.