Una de las habilidades que más se valoran en un buen líder es su capacidad para delegar. No podemos asumir más responsabilidades a menos que seamos capaces de confiar en el trabajo y la capacidad de los demás.
Esto no quiere decir que delegar sea fácil, o que se puedan delegar tareas de cualquier forma. De hecho, para expertos en habilidades directivas como Michael Hyatt, existen cinco niveles de delegación, y debemos aprender cuándo debemos utilizar uno u otro. Te mostramos cuáles son.
Uno de los principales problemas que acarrea delegar tareas y responsabilidades se produce cuando el líder no es capaz de transmitir lo que realmente espera obtener cuando encarga una tarea a un miembro de su equipo. Así es frecuente observar cómo se producen malos entendidos: el delegado de toma más atribuciones de las que le competen o al revés. Para evitar que estas situaciones se reproduzan, Hyatt nos muestra los cinco niveles que componen el «arte de la delegación».
Nivel 1: Haz exactamente lo que te pido
Es el nivel más bajo. Esperamos que la tarea se ejecute tal y como la hemos encargado, sin que la persona a la que se la confiamos se desvíe un ápice de lo que decimos.
Nivel 2: Investigar y reportar
Encargamos a alguien que investigue sobre un asunto para después discutir las opciones, las aristas y toda la información relativa sobre un proyecto determinado. Sin embargo queda muy claro desde el principio que la decisión final la tomaremos nosotros.
Nivel 3: Investigar y recomendar
Similar al nivel anterior, aunque en este caso se le encarga a la persona en la que confiemos que nos haga una recomendación en firme de lo que piensa que es la mejor opción. En este caso nuestra tarea consiste simplemente en aprobar o denegar dicha recomendación.
Nivel 4: Decidir y reportar
A partir de este nivel, el margen de maniobra que tiene la persona a la que le encargamos una tarea es bastante amplio. En este caso se le otorga a la persona capacidad de decisión sobre un determinado proyecto. Las decisiones que toma son firmes y se aplican, pero finalmente también tiene la obligación de reportar que decisiones ha tomado con respecto a un proyecto determinado.
Nivel 5: Decidir y no reportar
Confiamos plenamente en el criterio de la persona a la que le encargamos una tarea. Pensamos incluso que su conocimiento sobre un proyecto determinado es superior al nuestro, por lo que en última instancia sólo valoramos los resultados finales y no nos preocupamos por cada una de las decisiones que esa persona toma en el desarrollo de la acción.
Cuando ambas personas (el que delega y el delegado) tienen muy claro en qué nivel se encuentran, las posibilidades de que haya malos entendidos son muy escasas.