El ocio y el entretenimiento, la cultura y el estilo de vida son algunos de los factores que mejor contribuyen a mejorar la reputación de nuestro país en el extranjero. Por contra, en el lado opuesto se encuentra la calidad de nuestros productos, la innovación y la tecnología.
El último estudio presentado por el Reputation Institute (La reputación de España en el mundo) compara la reputación de nuestro país con la de otros 39 países desarrollados tomando como base 11 atributos básicos.
Una de las principales conclusiones que se extraen de este estudio es que mientras que «el estilo de vida de España es envidiado por la gran mayoría de los habitantes de las naciones más industrializadas», que también sitúan a España como «un ejemplo de estado del bienestar (en un escalón inmediatamente inferior al de los países nórdicos) y como un socio responsable y respetable en el concierto político internacional», las marcas y empresas españolas «apenas son reconocidas, la calidad de los productos no llama la suficiente atención y, en cuestiones de tecnología e innovación, ‘Spain is different’».
En concreto, en el capítulo de forma de vida, una mayoría de los encuestados asocia España al ocio y al entretenimiento, al estilo de vida y a la cultura, al ocupar el tercer, sexto y séptimo puesto, respectivamente. Por el contrario, en marcas y empresas internacionalmente conocidas, con productos y servicios de calidad o I+D+i, España baja hasta los puestos 17º, 18º y 20º, respectivamente. Además, la pecepción del entorno político, institucional y económico sitúa a España en la 16ª posición.
El informe asegura que los resultados reflejan que «la imagen de España está muy polarizada». «España destaca en los aspectos expresivos de la reputación y, aunque también lo hace en los aspectos instrumentales, lo cierto es que está por debajo de los países con los que debe compararse, como Francia, Reino Unido, Alemania o Italia», prosigue.
En cuanto a la percepción de los encuestados, los índices más altos de reputación se obtienen en los países de la Unión Europea mientras bajan en Latinoamérica, especialmente en Perú, Chile o Brasil, con la excepción de Argentina. «Aunque las empresas españolas se han esforzado por cambiar estas percepciones, sobre todo a través de acciones de RSC, todo indica que se puede y se debe hacer más, tanto desde el ámbito privado como desde el público», aconseja el informe.
En cualquier caso, «los resultados del informe arrojan más luces que sombras sobre la reputación de España». «En terminos generales, la crisis apenas ha afectado la reputación internacional de España», asevera el texto.