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Jueves, 25 Abril 2024

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Sociedades gastronómicas: ¿refugio de fumadores?

Eludir la nueva ley antitabaco está llevando a algunos bares y restaurantes el sopesar seriamente cambiar de modelo de negocio: si no se puede fumar en un bar, afirman, sí que puede hacerse en una sociedad gastronómica.

Si bien en un primer momento muchos bares consideraron la opción de transformarse en clubs de fumadores, la estricta legislación con que el Gobierno ha regulado este tipo de asociaciones, les ha llevado a barajar la opción de la sociedad gastronómica, un modelo que no se contempla en la nueva ley.

Hecha la ley, hecha la trampa. La nueva ley antitabaco no establece en ninguno de los puntos de su articulado que en las sociedades gastronómicas no se pueda fumar, y es en este resquicio legal en el que algunos establecimientos quieren ampararse, para seguir manteniendo una clientela fiel de fumadores.

Las sociedades gastronómicas son muy populares en regiones del norte de España, como País Vasco o Navarra, y se constituyen como asociaciones privadas en las que los socios tienen que cubrir con su patrimonio personal los gastos que puedan generar dichas sociedades.

Por otro lado, legalmente las asociaciones gastronómicas se definen como entidades sin ánimo de lucro, por lo que resulta habitual que si a lo largo del ejercicio una sociedad obtiene beneficios, estos se destinen a obras benéficas que reviertan sobre la comunidad.

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Es quizás este punto el que de momento impide que miles de bares de España se transformen de la noche a la mañana en sociedades gastronómicas, pues si no se pueden obtener beneficios, ni funcionar como una empresa propiamente dicha, parece poco probable que este modelo de negocio sea viable.

A pesar de esto, no faltan establecimientos que lo intentan. Tal y como recoge elmundo.es, un bar del joven barrio vallisoletano de Villa de Prado ha optado por transformarse en sociedad gastronómica para eludir la ley antitabaco. Con este resquicio legal, el bar ‘El Don’ permite así a sus clientes/socios encender el cigarrillo con total impunidad. La iniciativa ha tenido una gran acogida puesto que ya cuenta con 530 inscritos aunque su alegría le ha durado poco, ya que la policía se ha presentado en sus instalaciones y ha levantado acta por fumar en un lugar indebido.

El mismo camino ha sido emprendido por un bar de Zaragoza, que ha decidido cambiar su tradicional nombre de Toma3, por el mucho más sugerente de «Asociación del chuletón y del vino». Junto a la clientela habitual de fumadores, el local ha abierto sus instalaciones a nuevos socios, que sólo tienen que rellenar un formulario a la entrada y a los que nos se les exige cuota alguna.

Por supuesto, el ya famoso dueño del asador de Marbella que se declaró abiertamente en rebeldía, estudia seriamente en reconvertir su local en sociedad gastronómica, esperando poder esquivar con este movimiento el largo brazo de la ley.

De momento el Gobierno no se ha pronunciado sobre el aparente auge de estas nuevas sociedades, lo cual no quiere decir que no se vaya a actuar. Sin ir más lejos, y por poner un ejemplo, la consejería de Sanidad de Navarra ha sido de lo más contundente: la prohibición de fumar no se limita sólo a bares y restaurantes sino que se va a extender a sociedades gastronómicas e incluso a los locales de las peñas.

El tiempo dirá si este modelo acaba por imponerse, pero de momento y a falta que dentro de unas semanas se evalúe el impacto que ha tenido la nueva ley, todo apunta a que estamos más ante algunos casos aislados que frente a una situación de alegalidad generalizada.

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