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Jueves, 18 Abril 2024

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Seis errores financieros del joven emprendedor

Joven Emprendedor

Joven Emprendedor

Por su propia naturaleza, los emprendedores más jóvenes tienden a ser más impulsivos que los veteranos a la hora de lanzar un negocio o un proyecto empresarial. Esto por supuesto tiene ciertas ventajas, pero también puede producir (sobre todo por falta de previsión) determinados problemas financieros. En este sentido, en Entrepreneur han analizado los que consideran que son los principales errores financieros en los que suelen caer los emprendedores más jóvenes.

Invertir demasiado en el negocio

Para ofrecer una imagen «más profesional», lo jóvenes emprendedores tienden a gastar con «más alegría» que los emprendedores senior. Puede que inviertan más en el equipamiento de sus oficinas (se puede vivir sin un Mac), y que por un momento dejen de considerar los pros y los contras de los gastos que están contrayendo porque a veces la línea que separa gastos de inversión es bastante delgada.

En este sentido, no es del todo improbable que antes de que hayamos lanzado el producto o el servicio al mercado, descubramos que nos hemos gastado casi todo el dinero que teníamos disponible para el primer año.

No contar con servicios profesionales

En muchas ocasiones, el joven (y a veces el no tan joven) emprendedor, tiene un amigo o un familiar o un amigo de un amigo, al que pide consejo sobre temas «espinosos» para su negocio. Consejos que pueden ir desde la contabilidad de la empresa, la administración de recursos o incluso aspectos legales.

Aunque no es nuestra intención minusvalorar los consejos de estos «expertos», lo cierto es que no suelen ser profesionales y aunque a veces las cosas pueden salir bien, en muchas ocasiones estos consejos (hechos con la mejor de las intenciones dicho sea de paso) pueden tener consecuencias inesperadas o incluso nocivas para su empresa.

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No tener sueldo

Cuando un negocio está empezando y por supuesto, no produce beneficios, resulta muy tentador el no retirar de la cuenta ni un solo euro. Somos jóvenes y podemos vivir comiendo comida enlatada, trabajar 18 horas al día y solo gastar lo mínimo, lo básico para «mantenernos con vida».

Aunque esta actitud puede ayudar a mantener el cash-flow de la empresa, lo cierto es que no es demasiado inteligente esperar que sea nuestro negocio el que directamente pague el alquiler de nuestra casa o nuestra próxima comida. En cambio una actitud mucho más interesante pasa por concedernos mensualmente un pequeño sueldo, el que necesitemos para poder vivir de una forma más o menos desahogada, sin tener que recurrir una y otra vez a las finanzas de la empresa cuando necesitemos dinero.

No prepararnos para lo peor

Muchos jóvenes emprendedores tienden a pensar que van a poder con todo y se enfrentan a todo lo que les llega a pecho descubierto. Lo cierto es que casi nadie puede con todo, y esta actitud les lleva a no prepararse con anticipación en caso de que se produzca lo peor que podemos imaginar.

Y no es que tengamos que recurrir a ejemplos poco frecuentes. Algo tan «trivial» como un accidente de coche que nos deje varias semanas heridos en el hospital, puede arruinar nuestro negocio si no estamos preparados y contamos por ejemplo, con un plan de contingencia que determine por ejemplo quién toma el mando de la empresa.

Mezclar nuestras finanzas personales con las de la empresa

Si bien es cierto que muchos necesitan un aval para poner en marcha su primer negocio, también lo es que a partir de este primer paso, lo que nunca debemos hacer es mezclar nuestras finanzas personales con las de nuestra empresa.

Especialmente porque si nuestra empresa fracasa, no es lo mismo que sea la empresa la que tenga que responder ante bancos y proveedores a que si nos equivocamos en este punto, tengamos que hacerlo a título personal.

Utilizar nuestra tarjeta de crédito personal

Como en el caso anterior, resulta altamente desaconsejable utilizar nuestra tarjeta de crédito personal para financiar nuestra empresa. Existen tarjetas de crédito para empresas y tienen su razón de ser. Sin embargo muchos jóvenes emprendedores siguen mezclando ambos mundos (el personal y el empresarial) y como hemos visto antes, es uno de los peores errores que podemos cometer.

El principal problema de esta práctica es que si somos inspeccionados o auditados, la inspección va a ser mucho más «cuidadosa» (por decirlo de forma suave) en caso de que hayamos utilizado una tarjeta de crédito personal.

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