Una empresa debería de ser como una gran familia, con sus más y sus menos, sus decepciones y fracasos, pero siempre superando cualquier obstáculo. Sólo así el emprendedor podrá sacar adelante su negocio y que éste no fracase. El problema es que hay perfiles de trabajadores realmente nocivos para la empresa. Reconocerlos a tiempo es vital, no sólo para tu compañía, también para la armonía de los trabajadores.
Uno de estos perfiles nocivos es el que siempre va de víctima. Este tipo de persona suele infectar el ambiente de negatividad. Este tipo de persona es siempre pesimista y no sabe presentar ideas creativas ni innovadoras, algo esencial para los equipos en cualquier startup.
Si quieres un equipo positivo que proporcione todo su esfuerzo, no puedes tener una víctima trabajando a su lado. Es probable que, pese a las negociaciones con esa persona, no se de cuenta de su propia actitud e intente convencer a todos de que lleva razón.
Otro de los perfiles que debes evitar contratar, o en caso de que lo tengas en plantilla, plantearte su despido, es el del sabelotodo. Son personas arrogantes que pensará que saben todo sobre un negocio. Desestimará las contribuciones de los demás, porque ya habrá tomado su propia decisión. El problema más serio de este tipo de trabajadores es que no entienden que la empresa no es suya. El proyecto, el riesgo, la idea y el tiempo empleado no ha sido el suyo, sino la de el emprendedor.
El incrédulo tampoco suele encajar nada bien en una empresa. Cuando alguien no tira del carro en una compañía, todos lo notan. Alguien que no cree en la idea, nunca debería aceptar trabajar para emprendedores en fases iniciales. La negatividad y la falta de razones por las que estar en el trabajo aportando esfuerzo hacia el proyecto puede ser un lastre para las demás personas del equipo. Por otro lado, el éxito le da igual, pero si llega no dudará en atribuírselo.
Hay cientos de empresas que se han visto beneficiadas sin las personas tóxicas que les estaban hundiendo. Ante todo, hay que intentar razonar y negociar con las personas para ver si se puede resolver la situación, en caso contrario hay que aprender, como emprendedor, a tomar decisiones que nunca son fáciles.