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Jueves, 18 Abril 2024

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Principios de ‘esencialismo’ para trabajadores estresados

minimalismo

«Estoy super ocupado. Este fin de semana me he tenido que llevar trabajo a casa. Y además apenas he dormido cinco horas seguidas durante el último mes. Pero no importa porque estoy muy motivado por trabajar para esta empresa. El proyecto es apasionante». «Soy una persona multitarea. Me encanta llevar varios proyectos a la vez y llevar al límite mi productividad». «Mi smartphone es una extensión de mi cuerpo. Me paso el día contestando a mensajes, siguiendo cuentas en Twitter y Facebook. Quiero vivir en el mundo de los mejor informados».

El párrafo anterior contiene sólo algunos ejemplo de frases que escuchamos a diario en nuestras empresas. No sólo nos esforzamos por dar el máximo en nuestro puesto de trabajo, sino también fuera de él. No sólo vivimos en un mundo hiper-conectado, sino que queremos seguir estándolo, a todas horas, recibiendo nuestra dosis continua de información. Nos sentimos más productivos si no apagamos el smartphone por la noche y pensamos que somos imprescindibles si estamos pendientes del correo electrónico en vacaciones. Vivimos en una gran «burbuja de productividad» que, según alertan algunos gurús, podría estar a punto de estallar.

Y no lo decimos únicamente nosotros. Es un medio tan prestigioso y poco sospechoso como el Harvard Business Review alerta de las consecuencias negativas que ya tiene vivir las 24 horas del día en una burbuja protagonizada por tres actores principales: smartphones, redes sociales  y consumismo extremo. ¿El resultado? Consecuencias como aumento de los niveles de estrés, pérdida de la capacidad de concentración y baja productividad.

Para combatir esos síntomas y ayudar a los trabajadores a centrarse en lo que realmente importa, surge el ‘esencialismo’, una nueva ideología, adoptada ya por empresas tan tecnológicas como Google o Twitter, que apela por volver a lo básico, a centrarnos en lo que realmente necesitamos y desechar todo lo demás.

Presentada en un espacio tan poco «alternativo» como el Foro Mundial de Davos, la revista Time lo define en su artículo «The Mindful revolution», como una auténtica revolución que lleva a cada vez más trabajadores a intentar buscar su propio espacio de paz en mundo cada vez más estresante, cada vez más dependiente de la tecnología y que deja menos espacio para pensar. Aunque el ‘esencialismo’ no tiene unos  una reglas de obligado cumplimiento, sí que se inspira en algunos principios:

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Aplica la regla del 3

Cada cierto tiempo es importante reflexionar acerca de lo que resulta esencial para nuestra vida y deshacernos de todo lo que no lo es. Una forma de hacerlo es aplicar la regla del tres. Cada tres meses, reserva tres horas, e identifica tres tareas que quieras llevar a cabo durante los próximos tres meses.

Duerme más, descansa más

La dinámica de las empresas modernas prima pasar cuantas más horas en la oficina mejor y premia a aquellos que renuncian a su descanso,  vistos como los más comprometidos con sus organizaciones. Sin embargo cada vez son más los estudios que ponen estas prácticas en duda. Por ejemplo en «The Role of Deliberate Practice in the Acquisition of Expert Performance» el investigador K.Anders Ericsson concluyó que una de las pocas diferencias que había entre los buenos trabajadores y los trabajadores excelentes, en cuanto a sus hábitos de vida, es que los segundos dormían mucho más de media.

En el campo de la música descubrió por ejemplo, que los mejores violinistas del mundo dormían una media de 8,6 horas cada 24 horas, frente a las poco más de 7 del violinista medio.

Establece fechas de caducidad

Es importante aprender cosas nuevas, embarcarse en nuevos proyectos, establecer nuevas tradiciones, etc. pero no podemos llevar sobre nuestros hombros el peso de cada nueva responsabilidad. Establece fechas de caducidad para cada una de las nuevas aventuras en las que te embarcas y llegado el momento, ese mismo día en el que vas a aplicar la regla del 3, desecha todas las que no sean esenciales, las que ya no merezcan la pena.

Di que NO a una buena oportunidad

Sólo porque se te presente la oportunidad de hacer algo nuevo y que parece atractivo, no tienes por qué hacerlo. No son pocos los directivos los trabajadores que rechazan asumir nuevos puestos, más responsabilidad y más dinero, porque a cambio prefieren tener más tiempo de calidad, ganar menos dinero sí, pero disfrutar más.

Parece en principio contraproducente rechazar una buena oportunidad laboral en los tiempos que corren, y pueden ser tomados por locos los que rechazan un ascenso, pero a la larga el tener un control mayor sobre nuestro tiempo y limitarnos a lo esencial redunda en menos estrés y más felicidad. 

 

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