Cuatro millones de dólares. Es lo que ha levantado Exo, una joven startup que está convencida de que el futuro de la humanidad pasa por comer insectos. Y pese a que para la inmensa mayoría de la población occidental todavía es un tabú, comer insectos tiene sentido. En primer lugar, porque son «alimentos» ricos en proteínas y en segundo término, porque en el caso de algunos como los grillos, son altamente energéticos.
Y precisamente los grillos son los principales protagonistas de los primeros productos que ha desarrollado Exo, unas barritas y «chocolatinas» energéticas que tienen en los deportistas a su público objetivo. Exteriormente, los productos de Exo se diferencian poco de su competencia. Tanto el packaging como las barritas en sí mismas, podrían ser las de cualquier otra marca de las que se venden en la mayoría de los gimnasios y tiendas especializadas.
Pero como suele decirse, el secreto está en su interior. Afortunadamente, sus consumidores apenas se darán cuenta, ya que los insectos son triturados hasta que forman una «harina» que se mezcla con el resto de ingredientes del producto final. ¿El resultado? Un producto tremendamente energético y que además es mucho más sano y sostenible que el de su competidores. Tan sano que incluso Naciones Unidas aseguró que los insectos podían jugar un rol fundamental a la hora de alimentar una población creciente sin impactar negativamente en el medio ambiente.
En el futuro de Exo ha participado el fondo de inversión Accel Foods, acompañado por los inversores Collaborative Fund, responsables del éxito de empresas como Kickstarter o Lyft.
No es sin embargo el caso de Exo, el primero en el que se apuesta seriamente por la ingesta de insectos. Como cuentan en Wired, empresas como Chapul o Tiny Farms, apuestan por un futuro en el que comer grillos, saltamontes o hormigas no sea ya signo de reprobación social, sino un auténtico placer para los paladares más foodies.
