A la hora de reducir costes de impresión hemos hablado de muchas alternativas y opciones entre las que podemos ir alternando en función, por ejemplo, de la carga o el tipo de trabajo al que debamos hacer frente.
En este sentido si debemos presentar por ejemplo un proyecto importante a un cliente es conveniente apostar por el papel profesional y utilizar modos de impresión de calidad, pero si por el contrario vamos a realizar impresiones que sólo se utilizarán a nivel interno podemos reducir la calidad y utilizar otros tipos de papel.
Dentro de los diferentes tipos que encontramos el papel reciclado es una opción que a la larga puede suponer un ahorro importante y contribuye, además, a la sostenibilidad del medio ambiente.
Obviamente la calidad que ofrece no es adecuada para trabajos externos, pero sí que resulta más que suficiente para cubrir la mayoría de trabajos internos a los que debamos hacer frente, aunque es importe tener en cuenta una serie de puntos o requisitos mínimos que deberá cumplir dicho papel:
- Tener un gramaje de 60 o más por metro cuadrado.
- Cumplir con la normativa europea EN12281:2002.
- No debe presentar una textura áspera o excesivamente rugosa, gruesa ni curvaturas anormales.
- Bajo contenido en humedad, nunca superior al 5%.
Si el papel reciclado no cumple con estos mínimos puede dar problemas variados, como por ejemplo atascos en la impresora, así que aunque represente una forma fácil y ecológica de ahorrar debemos tener cuidado a la hora de elegirlo.
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