El mítico restaurante Can Fabes ha sido una de las últimas víctimas de una crisis que está dejando a nuestro país sin varios de sus mejores restaurantes. Can Fabes, dirigido hasta 2011 por el ya fallecido Santi Santamaría, tenía tres estrellas Michelin y antes del nacimiento de espacios como «El Bulli» o «El Celler de Can Roca», era el auténtico referente de la gastronomía catalana a nivel internacional.
Como en tantos otros casos, el no poder frente a las deudas que arrastraba el local ha motivado su cierre. El anuncio, que se produjo el pasado viernes, deja no obstante algo de luz para la esperanza. Regina Santamaría, hija del famoso chef, ha asegurado que sobre la mesa tienen varias ofertas de posibles inversores por lo que esperan poder volver a abrir lo antes posible.
Una sangría de restaurantes
El caso de Can Fabes nos remite directamente a muchos otros representantes de la alta gastronomía española que en los últimos tiempos han cerrado sus puertas o han estado a punto de hacerlo.
Uno de los más sonados fue el caso del «Gastro», restaurante de dos estrellas Michelin, propiedad del chef Sergi Arola y que el pasado mes de junio fue precintado por Hacienda por las deudas que el local tenía con la Agencia Tributaria.
El caso fue muy mediático, ya que el precinto se produjo cuando había personas disfrutando de su comida en el comedor. En aquel momento Arola se preguntó: «¿Por qué no precintan los campos de fútbol que deben millonadas?», poniendo una vez más el doble rasero que muchas veces utiliza hacienda: permisiva con los más fuertes, implacable con los débiles. Finalmente el chef llegó a un acuerdo con Hacienda que de momento le ha permitido salvar los muebles (puso a la venta su casa y su moto), pero evidencia una situación mil veces repetida.
Sin salir de la capital de España, la crisis ha obligado a cerrar a restaurantes míticos como Jockey o Club 31. Algunos como el clásico Príncipe de Viana, se han visto obligados a cerrar para reinventarse con otra marca, manteniendo parte de sus señas de identidad pero ofreciendo un menú más barato. La misma suerte ha sufrido «El Chaflán» que reabrirá el noviembre con el nombre «La posada del Chaflán» cambiando totalmente el concepto de negocio. En cambio grandes como Balzac han cerrado para no volver.
Volviendo a Barcelona, antes del cierre de Can Fabes, ha habido que lamentar el fin de locales como Quo Vadis o Casa Jacinto y dificultades similares experimentan restaurantes repartidos por toda la geografía de España.
De momento la solución pasa por ofrecer menús más asequibles, promociones especiales e intentar atraer a un público que no suele ser el asiduo de este tipo de establecimientos. Un buen ejemplo lo representa «Madrid Exquisito», una iniciativa que reúne a 25 grandes restaurantes de la capital para unir fuerzas y ofrecer menús de lujo a precios muy competitivos.