Encontrar la financiación que necesitamos para nuestro negocio nunca ha sido una tarea sencilla. Mucho menos lo es ahora, en una economía que presenta un crecimiento paupérrimo y un estancamiento del consumo más que prolongado. Enmarcado en un contexto de crisis global, montar un negocio y más aún encontrar la financiación necesaria para llevarlo a cabo, se presenta como una tarea casi titánica, con muchas incertidumbres y muy pocas certezas.
Esto no quiere decir que no exista ninguna forma de encontrar la financiación que vamos a necesitar. De hecho los instrumentos están ahí, sólo que hay saber encontrar el que más se ajusta a nuestras necesidades y abordarlo de la manera correcta. Si hiciésemos un ranking de esos instrumentos, ordenados en función de las posibilidades de que finalmente nos vayan a financiar, nos encontraríamos ante un panorama muy similar al que describimos a continuación.
10. Pedir un crédito al banco
Una de las idiosincrasias del tejido empresarial español, a diferencia de otros países como Reino Unido, es la alta dependencia de los negocios de nuestro sistema bancario. Acudir al banco a pedir un crédito se ha convertido durante años en norma para más del 80% de las pequeñas empresas, frente a poco menos del 50% que registran sus peticiones de crédito en otros países europeos.
A pesar de ello y frente a la dificultad que tienen actualmente muchos negocios para financiarse por esta vía, acudir a nuestra «entidad bancaria amiga» si nuestra idea de negocio se mueve en un terreno tradicional (comercio, restauración, servicios, etc.).
9. Intercambio de servicios
El intercambio de servicio o bartering supone llegar a acuerdos con otras empresas en una relación en la que teóricamente todos ganan. Si bien no es un método de financiación directo, sí que es cierto que ayuda a reducir costes fijos y en ocasiones puede representar un ahorro muy importante para las empresas que se embarcan en una relación de este tipo.
En el lado negativo, se crean relaciones de dependencia y siempre existe el riesgo que una de las partes no cumpla del mismo modo que la otra su «parte del trato», situación que puede dar lugar a conflictos indeseados.
8. Negociar un adelanto
Si tenemos la suerte de encontrar un cliente importante antes incluso de lanzar nuestro producto, podemos negociar con el mismo un adelanto que nos permita financiar el lanzamiento.
Contar con clientes que cuentan en nosotros por nuestra imagen, la confianza que tienen en nosotros, la calidad que hemos demostrado en ocasiones anteriores, etc. es clave para que algunos de los mejores puedan permanecer como clientes durante mucho tiempo, sino que puedan convertirse en una forma recurrente de financiar nuestras actividades.
7. Incubadoras y aceleradores de startups
Si nuestro modelo de negocio es asimilable a una filosofía startup (uso intensivo de la tecnología, escalable, etc.) es probable que el lugar donde más nos interese estar en un primer momento sea en una incubadora o en una aceleradora empresarial.
En la primera nos ayudarán a plasmar nuestra idea de negocio en una realidad y en la segunda, contaremos con mentoring y probablemente financiación externa para poder atacar el mercado con ciertas garantías.
6. Presentar el proyecto a empresas de capital riesgo
Si nuestra empresa puede demostrar que es escalable y que puede generar beneficios en el corto-medio plazo, puede ser interesante comenzar a llamar a la puerta de determinados fondos de capital riesgo.
La parte positiva de hacerlo es que en realidad, son empresas que están acostumbradas a arriesgar y perder lo invertido porque en realidad saben que si una de sus apuestas sale bien, el beneficio que obtendrán a cambio será enorme. La parte negativa es que muchas empresas de capital riesgo se preocupan más por el beneficio que pueden obtener de la venta o desinversión de una empresa que de la empresa en sí misma, obligando en ocasiones a tomar decisiones a los fundadores que en realidad, no quieren tomar.
5. Presentar el proyecto a un Business Angel local
Presentar nuestro proyecto ante un business angel local es muy parecido al hacerlo frente a una empresa de capital riesgo. La principal diferencia es que teóricamente el ángel inversor tiene un compromiso social con la comunidad en la que se encuentra. Suelen ser empresarios de éxito o inversores que buscan el desarrollo de los emprendedores que se encuentran dentro de su área de influencia.
Como tales suelen tener más «paciencia» con los proyectos que apadrinas y se implican de una forma mucho más directa en el desarrollo de los negocios en los que invierten.
4. Comienza una campaña de crowdfunding
El equity crowdfunding puede convertirse en una gran alternativa a la hora de financiar nuestra empresa. Permite que cualquier pequeño inversor pueda apostar por nuestra empresa, avalado por la transparencia y generalmente calidad de este tipo de plataformas.
En el último año se han presentado varias plataformas interesantes en España que apuestan por esta vía y os recomendamos en este sentido, la lectura de nuestro artículo «Las mejores plataformas de equity crowdfunding».
3. Ayudas y subvenciones
Aunque las administraciones públicas no suelen financiar de forma directa proyectos empresariales, sí que ponen en marcha distintas subvenciones y ayudas que permiten la financiación (aunque sea a posteriori) de proyectos que cumplan con determinados requisitos. Suelen ser beneficiados por este tipo de subvenciones proyectos innovadores, que apuesten por las nuevas tecnologías, que quieran internacionalizarse o que representen una ventaja competitiva en alguna de las áreas que la administración quiera impulsar en un momento determinado (como las energías renovables hace unos años).
2. Amigos y familia
Recurrir a familiares y amigos se ha convertido en una de las primeras opciones que consideran todos aquellos que quieren lanzarse a la aventura empresarial. Los conocidos como «Friends Fools an Family» pueden ofrecernos el impulso inicial que necesitamos para poner en marcha nuestro proyecto.
En nuestro artículo «Friends Fools and Family: cómo pedir dinero para nuestro negocio» encontraréis las claves que necesitáis saber si apostáis por esta forma de actuar.
1. Boostrapping
El bootstrapping es un término procedente del inglés que hace referencia a empezar algo sin recursos o con muy pocos recursos. En el área de los negocios, pues, significa ejercer alguna actividad emprendedora con poco o nada de capital, es decir, emprender únicamente con los medios que se tienen al alcance.
Una de las mayores ventajas del Bootstrapping es el riesgo, casi cero, ya que no le deberemos nada a nadie y si fracasamos, no habremos perdido demasiado, siempre podemos intentarlo de nuevo.
Aunque sea una forma lenta para comenzar, quizá puede ser la única vía para muchos emprendedores. Destacar, que si se tiene éxito se puede conseguir una experiencia impagable, de gran valor que repercutirá muchas veces en los servicios, productos ofrecidos y capacidad de trabajo.
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