Los ciberdelincuentes tienen como principal objetivo a las pymes. En España hay casi 1,3 millones de pequeñas y medianas empresas con asalariados y más de 1,5 millones de autónomos, muy vulnerables a los ciberdelincuentes por la falta de medios tanto económicos en ocasiones como tecnológicos para garantizar su seguridad informática. Los “ransomware” -programas que secuestran digitalmente el ordenador- son su principal amenaza.
No hay estadísticas sobre el número de delitos que sufren estas empresas, pero los investigadores advierten de que los ataques informáticos a las pymes aumentan al mismo ritmo que crece la ciberdelincuencia en general: en torno a un 27 % anual sin contar la cifra negra (lo que no se denuncia).
Responsables del Departamento de Delitos Telemáticos de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil explican las amenazas a las que se enfrentan las pymes, un goloso objetivo para los ciberdelincuentes, conocedores de los escasos medios de estas empresas para blindar sus sistemas informáticos.
Cuando se habla de ciberseguridad -subrayan los expertos de la UCO-, se relaciona casi siempre con las grandes empresas, pero no hay que olvidar que estas (las que tienen más de 250 trabajadores o mueven un capital superior a los 50 millones de euros) representan solo el 0,2 % del tejido empresarial español.
La ciberseguridad cuesta dinero
La mayoría de las pymes no pueden permitirse el esfuerzo económico que una gran empresa hace para proteger su infraestructura de servidores. De ahí -subrayan los expertos a Efe- la necesidad de apoyarse en entidades como el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe) y en impulsar la formación de sus trabajadores.
Se trata de una especie de virus que cifran el contenido del ordenador y que llegan al terminal a través de correos masivos que incluyen un archivo hubiera adjunto. Al abrirlo, el ransomware empieza a funcionar a la vez que aparece un mensaje en el que se informa de que se ha cifrado el terminal y se exige una cantidad de bitcoin para recuperar la información.
Los ciberdelincuentes utilizan “cebos” que obligan al usuario a pinchar en el enlace que contiene el virus. Se trata de un “negocio” que va a más y, de hecho, si hace unos años había 4 o 5 ransomware, ahora la cifra ya casi alcanza los mil.
Para empresas de poco tamaño, perder toda la información puede abocarle a la desaparición. Por eso, no le queda más remedio que pagar el “rescate” que los “cibercacos” le piden.
Cibersecuestro del CEO
Otra de las amenazas es el conocido como “fraude al CEO”. Se trata de suplantar la cuenta de correo de un alto directivo de la empresa y de enviar un mail a su responsable financiero pidiendo una transferencia de dinero -generalmente a una cuenta de otro país- para una inversión urgente.
Hasta 10 millones de euros se ha estafado a alguna empresa por este método, que afecta más a empresas de medio tamaño que a las más pequeñas.
Las pymes también sufren otro tipo de fraude, que consiste en robar la contraseña de la cuenta de su correo electrónico e interponerse en el intercambio comercial que la empresa mantiene con sus clientes o proveedores.
Así, con la excusa de que ha cambiado la cuenta bancaria donde habitualmente se realizaban las transacciones, aportan otro número, de tal manera que el dinero llega a los “malos”.
La falta de medios hace que las pymes “piquen” en estos timos. Sin embargo, no son muchas las denuncias que se reciben, en parte porque temen que quede dañada su reputación, toda vez que los ataques ponen al descubierto los datos de carácter personal de los usuarios y clientes.
Asimismo, instan a apoyarse en servicios como los que les ofrece el Incibe, a actualizar sus sistemas operativos para que no queden “agujeros” y a cifrar toda la información que alojen en la “nube”.
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