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Viernes, 29 Marzo 2024

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Consecuencias económicas de la ley antitabaco

A poco más de un mes que ente en vigor la nueva ley anti tabaco que prohíbe fumar en todos los espacios públicos (bares y restaurantes incluidos), el sector de la hostelería se echa las manos a la cabeza, asegurando que la nueva ley destruirá más de 100.000 puestos de trabajo.

Por su parte, los defensores de la Ley argumentan que muchos otros países están aplicando medidas similares con éxito, sin que el sector hostelero se haya visto afectado. ¿Quién tiene razón? En MuyPymes os desvelamos las claves.

Como seguramente todos nuestros lectores ya saben, a partir del próximo 2 de enero entra en vigor la ampliación de la conocida como ley antitabaco, que entre otras novedades contempla la prohibición de fumar en todos los establecimientos públicos. Hosteleros, camareros y en general todo el sector de la restauración ya ha mostrado su oposición a una norma que aseguran perjudica a sus intereses económicos.

Más allá de las pérdidas, aseguran que con la nueva normativa muchos establecimientos se verán obligados a cerrar, con lo que miles de trabajadores se encontrarán de repente en el paro. Por otro lado, asociaciones de consumidores, pacientes, médicos y buena parte de la sociedad civil respaldan una ley que aseguran, ha funcionado bien en muchos países. A continuación os mostramos el escenario que se ha desarrollado en los países en los que ya se está aplicando una legislación similar a la que entrará en vigor en nuestro país.

Italia

En Italia, la conocida como «legge antifumo» se aprobó el 10 de enero de 2005. Como en el caso español, la ley prohíbe fumar en todos los locales y establecimientos públicos, creando no obstante la figura de «le sale fumo», espacios habilitados en los propios locales en los que sí se permite fumar. 

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No obstante, no hay que confundir estas salas con la tradicional separación de espacios que se daba en España con la anterior legislación. Las condiciones para instalar una «sala de humo» en un local son tan estrictas que se calcula que menos de un 1% de los bares y restaurantes del país transalpino disponen de espacios habilitados para fumar.

Entre las condiciones que deben cumplir, destaca la imposibilidad de servir comida, la obligatoriedad de disponer de puertas de apertura automática, y el disponer de un sistema de ventilación que asegure un filtrado del aire según valores de contaminación muy específicos.

Consecuencias

Como en España, la ley antitabaco fue criticada duramente antes de su aprobación. Impulsada por el entonces ministro de salud Girolamo Sirchia, fue tachada poco menos de fascitas por amplios sectores de la prensa y de asociaciones representativas en el mundo de la hostelería.

Cinco años más tarde, el balance que la sociedad italiana hace de la ley tiene sus luces y sus sombras. Durante los dos primeros años de la entrada en vigor de la Ley, el porcentaje de fumadores disminuyó en dos puntos (del 23,8% al 22%), y la venta de cigarrillos bajó un 2,3%. Sin embargo durante el último año esta tendencia se ha interrumpido y durante 2009 y 2010 el número de fumadores ha pasado de 11 a 13 millones de italianos.

En cuanto a las consecuencias económicas de la entrada en vigor de la nueva ley, únicamente un 14% de los entrevistados en un estudio efectuado en junio de 2005 (seis meses después de la entrada en vigor de la Ley) declaraban que la nueva normativa había afectado negativamente a sus negocios, sintiéndose más perjudicados los bares, frente a restaurantes y pubs. Por otro lado, un 68% de los hosteleros declaraban sentirse satisfechos con la nueva Ley.

Irlanda

Irlanda es probablemente el espejo en el que se está mirando la ampliación de la ley antitabaco española. Aprobada en marzo de 2004, le ley supone como en el caso español la prohibición de fumar en todos los espacios públicos, incluidos los tradicionales pubs.

Al contrario que en el caso italiano, la ley irlandesa no ofrece ninguna alternativas para los locales. No existe en este sentido ninguna posibilidad de que bares y restaurantes puedan establecer zonas de no fumadores, por muy complejas y tecnificadas que éstas sean. Como en el futuro caso español, los irlandeses sólo pueden fumar en la calle o en la terrazas al aire libre que pueden montar algunos locales. 

Aunque como en España los hosteleros protestaron con vehemencia contra la norma (llamando incluso al boicot), el principal sindicato de trabajadores de este sector la apoyó desde el principio (algo que no ocurre en el caso español).

Consecuencias

Aunque durante los primeros seis meses de la entrada en vigor de la prohibición, el sector hostelero arrojó unas pérdidas del 4,4%, un año más tarde se habían reducido a un 3,3%. 

La ley antitabaco irlandesa es una de las que más debates está provocando en España debido a sus similitudes con la norma que se aprobará el próximo 2 de enero.Para contrastar los efecto económicos de la ley irlandesa, hemos consultado la web del Ireland’s Office Control of Tobacco el organismo público irlandés que entre otras cosas mide el impacto de esta legislación.

En la misma se afirma que la introducción de la nueva ley antitabaco, «no ha tenido en general efectos económicos negativos, aunque también es cierto que puede haber contribuido al cierre de decenas de establecimientos en áreas rurales y a la no petición de nuevas licencias de apertura en dichas zonas» (en 2006 se renovaron 440 licencias menos que en 2005).

Otros países europeos

En mayor o menor medida las leyes antitabaco introducidas en Italia e Irlanda han sido precursoras de otras leyes europeas como las de Alemania, Noruega, Suiza o Grecia. Como en los casos anteriormente descritos, los patrones de comportamiento son similares. En términos generales después de unas ligeras pérdidas que afectan al sector hostelero durante los primeros meses, los consumidores acaban por aceptar el nuevo escenario.

Como en el caso irlandés, las zonas más aisladas y rurales sufren las peores consecuencias, aunque también es cierto que buena parte de las pérdidas se recuperan por un mayor incremento en la venta de comida en unos espacios en los que los consumidores parecen dispuestos a pasar más tiempo.

Como toda norma tiene su excepción llama la atención el caso del Reino Unido, el único país en el que por el momento la entrada en vigor de la ley antitabaco parece no haber convencido a la población. De hecho, según la British Beer and Pub Association la venta de cerveza ha disminuido a niveles de los años 30, estimando un descenso de la facturación de entorno el 7%, lo cual en cualquier caso no parece un porcentaje especialmente alarmante en un país que consume más alcohol que ningún otro en el resto de Europa.

Como hemos visto hasta aquí, discernir si la ley antitabaco afectará negativamente a la restauración española no es sencillo. Por un lado, no se puede decir que no existan pérdidas económicas. Pero por el otro, teniendo en cuenta que no suelen superar el 5% durante los primeros seis meses de entrada en vigor de las leyes, tampoco se puede afirmar categóricamente como hacen las asociaciones de comerciantes de que se va a hundir el sector.

Finalmente no está de más recordar los beneficios que conlleva una norma de estas características, como la mejora en la salud de los trabajadores de la hostelería, la reducción del tabaquismo, y la drástica disminución de fumadores pasivos.

 

 

 

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