A pesar de que la facturación electrónica comienza a ganar peso específico en las empresas (sobre todo en las medianas y las grandes), lo cierto es que los datos que RICOH recoge en su índice de Eficiencia de los Procesos aseguran que durante 2010 únicamente el 10% de las facturas que se emitieron en el viejo continente fueron digitales.
Según muestra el estudio, existen aún muchas dificultades que impiden a las organizaciones migrar a la gestión digital de los documentos corporativos más importantes; entre los principales obstáculos se encuentran la fragmentación, costes y dudas sobre estándares legales e interoperabilidad.
En este sentido, el mismo informe de RICOH muestra que por término medio, el 42,5 % de toda la información crucial de las empresas sigue almacenándose en formato papel, siendo la facturación una parte muy importante de esta estadística, ya que es uno de los últimos bastiones del procesamiento manual.
Se trata de un proceso que requiere muchas horas de dedicación, y es además ineficiente, caro y proclive al error. Los analistas de estiman que el coste de la tramitación de facturas en papel por medios manuales oscila entre 8 y 10 euros por factura, una cifra importante si se tiene en cuenta el gran número de documentos que se procesan en las empresas a diario.
Por otro lado, y según los resultados de este estudio, en Europa, los empleados encargados de gestionar los procesos documentales cruciales para las empresas invierten aproximadamente 362 millones de horas al año en el desempeño de esta tarea, lo que para la empresa supone un coste total de 147.000 millones de euros