En opinión del presidente del Círculo de Empresarios, Claudio Boada, la superación de la crisis pasa obligatoriamente por poner en marcha medidas fiscales de apoyo a las pequeñas y medianas empresas y es por ello que la organización ha elaborado una serie de propuestas que tienen por objetivo reactivar la actividad de las pymes de nuestro país. Entre estas destaca la petición de exención del impuesto de sociedades para aquellos negocios que reinviertan sus beneficios y la ampliación del máximo de facturación para que las sociedades más modestas puedan acogerse al tipo reducido del impuesto.
Otra de las estrategias que consideran podrían mejorar la situación es el dotar al acreedor de mecanismos jurídicos ágiles y poco costosos para el cobro a morosos. En cuanto a la morosidad de las Administraciones, demandó mecanismos de compensación automática en obligaciones tributarias, por los cuales una empresa acreedora de las Administraciones públicas pudiera estar exenta del pago de las mismas (por ejemplo en el IVA) en la cuantía que se le adeuda».
La reforma del mercado laboral también tuvo sus minutos de gloria en la lista de “reyes magos” de los empresarios. Concretamente, desde Círculo de Empresarios se ha defendido la implantación de un contrato único en el mercado laboral con una indemnización de 20 días por año trabajado «que sirva para crear empleo indefinido» afirmó su presidente. Este contrato reduciría la elevada temporalidad laboral, que afecta especialmente a las pymes, al tiempo que favorecería la creación de empleo y se acabaría con el sumergido, afirmó. Sus críticas fueron dirigidas al sistema de negociación colectiva, debido a principios como la ultraactividad, que prolonga automáticamente los convenios vencidos y que dificulta la acción de las pymes.
Si bien tales medidas, según Boada, «podrían suponer un alivio a las tensiones de liquidez y financiación» de las pymes, no todo fueron buenas palabras y propósitos en positivo. El encuentro fue aprovechado por el presidente del Círculo para mostrar el rechazo que sienten ante la recuperación del impuesto sobre el patrimonio. En su opinión, «no se puede pedir a los ciudadanos que se abrochen el cinturón a la vez que se les incrementan los impuestos». Tal Patrimonio lo consideran como un tributo «confiscatorio» ya que grava a aquellos que han ahorrado a lo largo de su vida con su trabajo, «al que previamente ya se ha gravado».