El Consejo de Ministros aprobará este viernes su anunciada reforma del mercado laboral que, según ha declarado el ministro de Economía, Luis de Guindos, será «extremadamente agresiva» y contemplará fórmulas para rebajar el coste del despido.
Las cámaras de televisión captaron ayer una conversación entre el ministro de Economía y el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, en la que De Guindos comentaba que la reforma laboral del Gobierno español va a ser «extremadamente agresiva, con mucha flexibilidad en la negociación colectiva y reducción de la indemnización por despido».
«Ya verás, yo creo que es un auténtico cambio en la legislación», le aseguraba el ministro de Economía a Rehn. Poco después, De Guindos matizaba estas declaraciones, producidas en una conversación privada, asegurando que la reforma laboral iba a ser agresiva «contra los desequilibrios y los problemas del mercado laboral español».
Por lo demás, la aprobación de esta reforma se va a producir en medio de un enorme secretismo, pues mucho se ha hablado de sus objetivos y poco de su contenido concreto. La ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, se ha amparado en el «respeto institucional» para no divulgar la letra pequeña de la reforma y ha remitido al Consejo de Ministros de hoy para conocer el texto íntegro de la misma.
Este ‘mutismo» del Gobierno sobre las medidas concretas que contempla la reforma ha generado un gran malestar entre los sindicatos, que no encuentran precedentes de lo que está pasando. En otras ocasiones en las que el Ejecutivo decidió actuar unilateralmente al menos fueron consultados, según recuerdan fuentes sindicales.
Pero en esta ocasión, nada. Pese a pedirlo insistentemente, el Gobierno no ha convocado a los agentes sociales para explicarles el contenido de la reforma y se temen lo peor, más aún si se tiene en cuenta que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, llegó a decir que podría causarle una huelga general.
La reforma laboral llega al Consejo de Ministros en medio de un enorme crisis de empleo, con casi 5,3 millones de parados, según el registro del antiguo Inem, y menos de 17 millones de afiliados a la Seguridad Social, cifra de la que España no se apeaba desde 2004.
Aunque esta tarde sabremos los contenidos de la reforma, de momento hay información de que se se trabajará en cuatro líneas básicas: mejorar la empleabilidad de los desempleados; dar más estabilidad al empleo; fomentar la formación a lo largo de toda la vida laboral, e introducir una mayor flexibilidad interna en las empresas para que cuando vengan mal dadas, empresarios y trabajadores puedan adaptarse a las circunstancias del mercado y los ajustes no se produzcan vía despidos.