Muchos emprendedores tecnológicos buscan inversión de los amigos y la familia para comprobar la viabilidad de una idea. Sólo recaudan lo suficiente para financiar el salario de un desarrollador, un espacio de oficina, la renta mensual, y un suministro constante de sopa de fideos.
Es una estrategia consagrada, pero también arriesgada. Es el caso del emprendedor neoyorquino Matthew Hogan, quien dejó un trabajo fijo para adentrarse en el mundo del emprendimiento. Hogan pensó que podía hacer ricos a sus amigos, siempre que su startup funcionara, pero si la cosa iba mal, perder 50,000 dólares era motivo suficiente como para echar a perder esa amistad.
Con amigos o familiares que financien resulta difícil ver los inconvenientes de utilizar su dinero. Normalmente, es mucho más fácil que conseguir un business angel experimentado. Un beneficio añadido para Hogan, fue el poder utilizar la red de contactos de sus amigos en el mundo de las finanzas.
Lo cierto, es que ,muchos son los que aconsejan ir con cuidado cuando se acepta dinero de amigos. “No cogería dinero de mis amigos o familiares si tuviese más opciones” dice Naval Ravikant, fundador de AngelList. A diferencia de un business angel profesional como Mike Maples o Dave McClure, no puedes llamar a tu tío Jim para que te de un feedback honesto y crítico sobre el modelo de negocio de tu startup.
Según Ravikant, los emprendedores deberían preguntarse, “¿de verdad quieres perder tu negocio, tus amigos y tu familia a la vez?”. Cargarte la inversión de 25.000 dólares de tu mejor amigo en una idea mal concebida para una aplicación de citas, y tal vez destruyas esa relación para siempre.
Aquí os dejamos algunas reglas rápidas y contundentes a tener en cuenta antes de coger dinero prestado de amigos y familiares.
- Considera los #firstroundproblems: La explosión de startups en la fase inicial, ha dado paso a un entorno muy competitivo en Silicon Valley. Mientras tanto, la oferta de fondos se ha mantenido estable. Los medios de comunicación lo llaman una “Series A Crunch.” En la lucha para destacar y llegar a la siguiente ronda, el hecho de tener un aliado respetado, ayuda. Un business angel profesional puede hacer las conexiones necesarias con las empresas más prestigiosas del Sand Hill Road.
- Agota todas las opciones: En general, es mejor que un emprendedor esté en manos de un business angel profesional que recaudar dinero de una docena de tíos ricos. Un ángel experimentado tiene buenos contactos, y tiene años de experiencia para poder guiar a un fundador inexperto.
- Hay que ser sincero con los riesgos: Hogan y sus amigos se dieron cuenta que la mayoría de startups fracasan. “Tiene que ser un dinero que si no vuelve a tus manos, no puedes enfadarte conmigo”, explicaba Hogan, y describía el proceso como “un ejercicio importante en la gestión de las expectativas.” Pero muchos emprendedores no pueden evitar vender una gran visión. Un amigo bajo la impresión de que ésa es la próxima gran idea, podría estar tentado a invertir dinero que no pueda permitirse perder. La mayoría de startups fracasan: ¿Quieres tener que cerrar la tienda e informar a tu mejor amigo que se ha quedado sin la matrícula para la universidad de sus hijos?
- Aprovecha los amigos y familiares que estén bien conectados: Si ese tío rico se codea con los abogados y procuradores del club de campo local, pide que os presenten. Además, si un amigo ha invertido en las primeras etapas de una startup antes, normalmente es una buena señal.
- Mantén los inversores sin experiencia a distancia: Si un amigo quiere estar informado sobre todos los detalles minuto a minuto- y peor aún, si espera interponer opiniones sobre el producto – tendrás problemas. A menos que carezcan de una profunda experiencia de dominio, ofrece a la familia y a los amigos una breve actualización cada pocos meses. “De lo contrario puedes conseguir presión social y hacer algo que no quieres hacer”, advierte Ravikant.
- Es un don, no una inversión: El profesor asociado de la Harvard Business School, Noam Wasserman, escribió un capítulo sobre este tema tan delicado en su libro «Dilemas del fundador: Anticipar y evitar las trampas que pueden hundir una startup». Hace referencia a un emprendedor que ve el dinero de su familia y amigos como un regalo, lo que significa que no hay ninguna expectativa por devolverlo.