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Sábado, 20 Abril 2024

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10 pasos para no fracasar con tu primera franquicia

franquicias

Para muchos emprendedores, la franquicia es un negocio seguro, o casi. En muchos casos se amparan en una marca reconocida, no tienen que hacer investigación del mercado y empiezan a trabajar en un nicho rodado que ha demostrado que funciona.

Sin embargo ser franquiciado no siempre es un camino de rosas. Tal y como asegura la consultora Barbadillo y Asociados, el éxito de nuestra franquicia dependerá de que sepamos identificar y evitar los principales peligros que encontraremos a lo largo de nuestro camino. Los expertos de esta consultora, especializada en el mundo de la franquicia, identifican los siguientes:

Los chollos no existen

Aunque sobre el papel una franquicia puede parecer un negocio seguro, conviene investigar a conciencia antes de decantarnos por una u otra marca, ya que existen sectores y cadenas que no son tan interesantes para la franquicia como puede parecer en un primer momento.

No sólo tenemos que escoger una franquicia que se adapte a nuestras características como emprendedor, o que tenga cierta equivalencia con nuestra experiencia personal en un sector concreto, sino que también es más que interesante estudiar la solvencia de la marca que respalda la franquicia y contar con la experiencia de otros franquiciados.

¿Dónde y cómo instalamos nuestro local?

Las franquicias suelen preocuparse mucho por la identidad de nuestro local. Suelen exigir un número mínimo de metros cuadrados, una disposición de planta concreta, un tipo de escaparate (en su caso), y otras características concretas. No obstante, no suelen preocuparse tanto por la localización del mismo. En algunos casos, ni siquiera se preocupan dónde se va a instalar, siempre que el franquiciado «pase por el aro».

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En este punto es importante señalar que el nombre de la franquicia, por sí misma, no va a atraer clientes. Una mala localización, situarnos en una calle con poco tránsito o que no responde al público objetivo de nuestra marca, puede ser la peor de las decisiones.

¿Cuánto vamos a invertir en el local?

La puesta en marcha del local represente en casi todos los casos, la inversión más importante que va a tener que hacer el nuevo franquiciado. En algunos casos la inversión será fija (no podemos ahorrar demasiado), pero en otro tipo de franquicias, podemos tener cierta manga ancha a la hora de decidir cuánto invertimos en función de la localización del espacio, el número de metros cuadrados, contratación de personal, etc.

Antes de lanzarte a la piscina «con todo», analiza bien cada euro que vas a invertir, porque este es el único campo en el que vas a poder ahorrar en los primeros meses.

Las prisas son malas consejeras

Una de las obsesiones del nuevo franquiciado es poder abrir cuanto antes. Desde el primer momento está pagando un alquiler y cuanto antes pueda dar servicio al público, antes podrá empezar a recuperar su dinero. Si este planteamiento tiene cierta lógica, lo cierto es que no suele ser el más acertado.

Las primeras semanas de un franquiciado son claves para determinar si consigue fidelizar a sus clientes, la impresión general que crea en un barrio o el servicio que está prestando. Casi siempre merece la pena esperar a que todo esté listo, a tener que lamentarse después y tener que realizar nuevas inversiones.

Fondo de maniobra necesario

¿Qué fondo de maniobra vamos a necesitar para mantener en marcha nuestro negocio? En el caso de las franquicias, además del fondo que necesitamos para mantener la logística del negocio, deberemos sumar las obligaciones del franquiciado, como canon de entrada, royalties, campañas obligatorias de promoción y marketing, etc.

Uno de los errores que cometen muchos nuevos franquiciados es no haber previsto un fondo suficiente, descuadrándose el presupuesto nada más poner en marcha el negocio.

Personal necesario

La confianza ciega que supone poner en marcha una franquicia que teóricamente ha demostrado funcionar bien en casi todos los locales, puede provocar que el emprendedor sea poco precavido a la hora de estimar algunos gastos importantes, como puede ser el personal necesario. 

Impulsados en ocasiones por el «este modelo funciona» se incurren en gastos de personal que no resultan rentables a medio plazo, obligando a la empresa a tomar la decisión más dolorosa: recortar en recursos humanos.

Y el stock que necesitamos

Ante la avalancha de gastos que el nuevo franquiciado experimenta en los primeros meses de su aventura emprendedora, puede caer en la tentación de ahorrar solicitando menos stock del realmente necesario. Su planteamiento es que si funciona bien con el stock básico, rápidamente empezará a ofrecer más variedad ampliando mercado.

Sin embargo aquí el emprendedor debe ver a la central más como un aliado que como una empresa que quiere venderle más de lo que necesita. Dejarse aconsejar basándose en la experiencia de otros franquiciados y no escatimar a la hora de llegar a clientes que puede que quieran algo más que lo básico.

Un cliente diferenciado

A pesar de que el modelo de franquicia «impone» un modelo de negocio uniforme en el que resulta difícil (si no imposible) diferenciarse, lo cierto es que el franquiciado hará mal en no estudiar el tipo de cliente que va a acudir a su establecimiento o las características socio económico geográficas de la zona en que se encuentra.

La verdad de que no es lo mismo venderle a un cliente del norte que a otro del sur es válida también para las franquicias, que no pueden aislarse en una burbuja de «negocio garantizado».

Trabajo con proveedores

En la mayoría de las franquicias se impone trabajar con los mismos proveedores. Esto que parece baladí, es un aspecto más que debe considerar el emprendedor antes de lanzarse al mercado. De la misma forma que estudia la marca, también debería estudiar quiénes la proveen, cómo trabajan y si le resultan convenientes en función de su localización geográfica.

¿Ya hemos vendido?

Una de las debilidades de los emprendedores que optan por la franquicia: pensar que por haberse adherido a una marca ya lo tienen todo hecho y no tiene por qué esforzarse en vender ni en promocionarse. La franquicia les va a dar todo el trabajo hecho y ellos son poco más una cara que se adapta a las directrices.

Y sin embargo en muchas ocasiones el emprendedor tienen mucha flexibilidad a la hora de promocionarse y adaptarse a la realidad en la que se va a mover. Nadie le va a impedir hacer acciones de marketing paralelas, implicarse en el entorno en el que se mueve y darse a conocer. Hay vida más allá del mostrador.

 

 

 

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