Según se puso de manifiesto en la Jornada #AulaComex de comercio exterior: “Lecciones aprendidas: oportunidades de negocio en Ecuador”, organizada por Gedeth Network junto a CTO Business School el pasado 2 de diciembre, el número de empresas españolas en Ecuador se ha triplicado en los dos últimos años. España aportó en 2013 el 9,6% de las inversiones extranjeras. Este país andino está a la caza y captura de empresas españolas para transformar su modelo productivo y pasar de ser un exportador primario a generar productos procesados y de valor agregado. Para ello, el gobierno ecuatoriano tiene identificados hasta 55 proyectos estratégicos a los que apoya con incentivos para atraer inversores extranjeros.
Uno de los sectores que ofrece grandes oportunidades para las empresas españolas es el alimentario, como puso de manifiesto Jone Ordeñana, Analista del Área Comercial y Desarrollo de Negocio en Cofides, con los ejemplos de la española Conservas Garavilla. También en el ámbito alimenticio, Juan Millán, socio de Gedeth Network, advirtió sobre las grandes oportunidades que hay en el sector cacaotero.
El 70% de la producción mundial del cacao fino de aroma se ubica en Ecuador. Es un negocio con demanda creciente desde el mercado chino y asiático y con bajo riesgo, ya que por las condiciones de cultivo no se puede plantar cacao en cualquier sitio. “Esto abre grandes oportunidades a las empresas españolas en la industrialización y automatización de productos semielaborados”, señala Millán.
En la mesa redonda de casos de éxito, las pymes intervinientes insistieron en la necesidad de conocer bien el país, de contar con un socio local de confianza y de plantear estrategias de inversión a medio y largo plazo y no caer en la tentación de ser cortoplacistas. “Hay que aprovecharse de las oportunidades y ventajas que ofrecen las instituciones de ecuatorianos para planificar bien y transferir tecnología y conocimiento para garantizar el éxito en Ecuador”, explicó Roberto Collado, Director de Desarrollo de Negocio en Norte Ingeniería, empresa que está participando en las obras del metro de Quito.
Por su parte, José Antonio Estévez, Director General del Grupo Fabrez, que ha puesto en marcha un proyecto pionero de riego agrícola por energía solar, insistió en la necesidad de informarse y conocer bien el país antes de salir a hacer negocio, y que Ecuador es un país donde aún queda mucho por hacer y ofrece grandes atractivos adicionales como el concepto del Eje Andino.
Lo cierto, es que cada vez son más las pymes que ven en la internacionalización un camino para aumentar sus ingresos. El número de pymes que desarrollan su actividad en el exterior de forma regular creció un 10,5% entre enero y junio de este año, con respecto al mismo periodo de 2013. Lo que en cifras absolutas se traduce en 42.812 empresas que han exportado durante, al menos, cuatro años consecutivos.
Los datos corresponden al último Perfil de la Empresa Exportadora Española, elaborado por ICEX, que refleja, además, un aumento del 1,8% en el volumen de exportaciones regulares gestionadas por pymes, y que alcanzó durante el primer semestre del año los 111.810 millones de euros.
Aún con estas cifras, que demuestran el avance de las pequeñas empresas en el ámbito de la internacionalización, los expertos apuntan a la necesidad de consolidación del cambio de actitud, que pasa tanto por incentivar la internacionalización de las pymes desde el sector público como por establecer lazos de cooperación con las empresas de mayor tamaño que potencien el efecto arrastre, ya que las exportadoras regulares sólo representan al 41,58% sobre el total de las empresas que integran el sector exportador.
De hecho, en 2013 el número de pymes exportadoras que cesaron su actividad se incrementó un 17,4% respecto al ejercicio anterior. Es decir, la friolera de 65.733 empresas que se vieron obligadas a decir adiós a la aventura internacional. La escasa regularidad en el exterior de las empresas españolas se debe, según fuentes consultadas, a la «falta de preparación y detalle en los planes de internacionalización y a la escasa previsión de tesorería que debe contemplar un mínimo de doce meses sin ingresos».