Los terribles problemas que atraviesa la economía griega se reflejan en cada aspecto de la sociedad. Y por supuesto las pequeñas empresas y las startups no del país heleno, no son una excepción. Como cuentan en el estupendo reportaje de Wired «Greek startups admit the must survive together, or die alone», el enfrentarse a una situación de parálisis financiera ha hecho que las startups tengan que replantearse cómo trabajar, reinventarse financieramente para no desaparecer.
¿Y cómo lo han hecho? Trabajando juntas, siendo conscientes de que son un ecosistema y que la alternativa a no comportarse como tal, les puede conducir directamente a la desaparición. Por ejemplo, permiten alargar los plazos de pago entre startups, fomentan el intercambio de servicios, intentan pagar a sus empleados en cash, conscientes como son que no van a poder sacar dinero de los cajeros automáticos e intentan externalizar la mayor parte de sus servicios hacia otros países, de forma que el trabajo cotidiano se entorpezca lo menos posible.
Además, no están solas. Reload Greece es una organización con sede en Londres que tiene como único objetivo ayudar a las startups griegas a sobrevivir en uno de los momentos más críticos de su historia. Entre otras muchas acciones, la organización sirve como puente para conectar a emprendedores griegos de cualquier parte del mundo y pone en marcha iniciativas globales para financiar el desarrollo de las pequeñas empresas del país heleno. En este sentido, el hecho de que el pueblo griego haya sido tradicionalmente emigrante, ha contribuido a crear una diaspora que ahora, gracias a inicicativas como Reload Greece, ponen su grano de arena para ayudar a los que se han quedado en casa.
Otra iniciativa sorprendente es ZeroFund: the Greek crisis edition. Este fondo de capital riesgo, liderado por John Vlahogiannis and Panos Papadopoulos y que también tiene su sede en Reino Unido, está sirviendo para aliviar la situación de bloqueo de capitales que se vive en Grecia, poniendo en marcha acciones que sirven para pagar el hosting y los dominios contratados por las startups griegas, y otros elementos críticos de TI que no pueden pagarse ahora mismo desde Atenas. Otra iniciativa similar es la que se propone desde LoveGreece.com, que en este caso está encaminada a proyectar y mejorar la imagen que se tiene de Grecia en el extranjero
animando a inversores internacionales a apostar por las startups helenas.
Y por supuesto, como también cuentan en Wired, muchos de los griegos que tienen puestos de responsabilidad en empresas de Silicon Valley, en fondos de capital riesgo, etc. están haciendo lo posible por tejer redes de ayuda hacia su país natal, promoviendo distintas iniciativas en el seno de sus empresas. Y ahí cuentan ejemplos como el de Workable, empresa de software especializada en la gestión de recursos humanos, que ha decidido retrasar el pago de cuotas de sus clientes griegos hasta como mínimo el próximo mes de septiembre.
Todas estas medidas sirven en parte para aliviar lo peor de la crisis económica, pero tampoco son una solución mágica que pueda salvarlas del desastre. En un escenario como el actual, muchas startups llevan años preparándose para el desastre, anticipando fondos de emergencia y tejiendo relaciones internacionales ante una eventualidad que para muchos era previsible. En este sentido, muchas han trasladado sus centros de operaciones a Londres o Nueva York y hace tiempo que no trabajan con los bancos del país heleno.
Esto por supuesto supone un alivio para la situación financiera de estas startups, pero como contrapartida, tampoco están contribuyendo a la recuperación ecoómica, toda vez que han empezado a pagar sus impuestos en otros países. Físicamente permanecen en Grecia, pero fiscalmente ya no están ahí. Tal vez a largo plazo, cuando Grecia asegure su permanencia en el euro y se calmen las aguas más turbulentas, el dinero volverá. Hasta entonces, lo único que cuenta es la imaginación.