¿Cómo estructuramos nuestra jornada laboral para ser más productivos, para trabajar mejor? Hasta finales del siglo XX la respuesta era clara y prácticamente unánime: una jornada semanal de 40 horas, con días que empezaban en la oficina a las nueve de la mañana y terminaban en la misma oficina a las seis de la tarde.
Ahora sin embargo, no parece estar tan claro. Las nuevas tecnologías, la necesidad de conciliar vida familiar y laboral, la irrupción de la generación millenial en las empresas, etc. se han convertido en factores disruptivos que reclaman con cada vez más insistencia más flexibilidad en la jornada laboral.
Uno de los últimos estudios que apuntan a esta tendencia es el llevado a cabo por FlexJobs, en el que únicamente un 7% de sus 3.000 encuestados afirma que la jornada productiva ideal es que la se se reproduce en las instalaciones de una oficina con un horario prefijado.
Más bien al contrario, hasta el 51% declara que productividad les supone tener la posibilidad de trabajar desde cualquier espacio (en casa, una cafetería, una biblioteca y sí, también en la oficina), de modo que sea el trabajo el que se adapte a su estilo de vida y no viceversa.
La importancia de la flexibilidad laboral gana enteros cuando en el mismo estudio se refleja que el 80% de los encuestados afirman tenerla más en cuenta que el salario que van a recibir, a la hora de decantarse por una oferta de trabajo.
Poder disponer de días sueltos para poder llevar a cabo su trabajo en un espacio diferente permite, según los autores del estudio, sufrir menos interrupciones (-76%), menos distracciones (-75%) y no tener que asistir a reuniones innecesarias.
Para Sara Sutton, fundadora y CEO de FlexJobs, «los empleadores que ciegamente continúan reforzando formas anticuadas de trabajar, van a rodearse de una plantilla menos productiva, menos comprometida y menos feliz en general, mientras los que apuesten por espacios de trabajo flexibles, como el poder trabajar en casa o permitir a los empleados definir sus horarios, van a encontrarse con plantillas más competitivas»
