«Un cuarto propio». Así se titula el estupendo ensayo en el que Virginia Woolf reivindicaba el espacio propio que históricamente habían necesitado las mujeres (y que se les había negado) para ser escritoras, artistas, científicas, en definitiva, productivas.
¿Cómo diseñar ese cuarto propio, esa si queremos llamarla así, oficina casera? ¿Qué elementos son fundamentales y cuáles otros sobran del todo? En este artículo te ofrecemos algunos consejos sencillos de llevar a la práctica. Si quieres construir un espacio personal, aquí tienes una guía para empezar a hacerlo.
Pinterest: utilízalo bajo tu propia responsabilidad
Pinterest es un gran espacio en el que descubrir nuevas ideas. Búsquedas como «Home Office», «Workspace» o «Oficina en casa» dan como resultado espacios inmaculados, virguerías de diseño, luz natural a raudales y todo tipo de accesorios que querrás tener nada más verlos.
Pero como demuestra en el campo culinario la famosa web Pinterest Fail, Pinterest puede convertirse en un espacio de buenas intenciones en el que la realidad se suele alejar a toda velocidad de lo que muestran las imágenes colgadas en esta red social.
Así que sí, se puede utilizar Pinterest pero con responsabilidad. Piensa que tras esas imágenes tiene que haber un espacio en el que vas a permanecer unas 40 horas a la semana. Antes que por el diseño, apuesta por la comodidad.
¿Qué sabes de ergonomía?
Dolor de espalda y de cabeza, fatiga visual o cansancio crónico o malestar “injustificado” son algunas de las desagradables consecuencias de mantener unHome Officea mala postura durante muchas horas. Malos hábitos que si no se corrigen pueden ser causa de trastornos más serios. A la hora de diseñar tu oficina casera, seguro que te interesa respetar algunas reglas básicas de ergonomía.
En MuyPymes hemos elaborado un «Especial ergonomía» que contiene todas las prácticas que te ayudarán a respetar tu cuerpo mientras trabajas: postura óptima en la silla, ubicación de la pantalla, uso del teclado y el ratón, etc.
Luz natural
La luz natural tiene una influencia directa sobre tu estado de ánimo. De hecho, la luz natural es uno de los factores que ayuda a que todos los seres vivos regulen sus “procesos internos” de forma óptima.
Si puedes permitírtelo, ubica tu oficina casera en un espacio que cuente con grandes ventanas, que permitan que la luz natural entre de forma directa. ¿Por qué deberías ubicarte en el espacio más oscuro de la casa si no hay ninguna razón que te obligue a ello?
Olvídate del papel
Uno de los grandes problemas que presentan las oficinas caseras es que tarde o temprano acaban llenándose de montañas de papel. Casi sin darte cuenta lo que un día era un sobre, se ha convertido en una papelera llena y ha acabado evolucionando a cuadernos que se acumulan sobre la mesa y carpetas en el suelo.
¿Soluciones? La más sofisticada y la ideal sería avanzar hacia la oficina sin papel. Supone una buena dosis de disciplina y el convencimiento sincero de que quieres hacerlo. Si te animas, aquí puedes seguir nuestro tutorial.
En caso de que el papel sea una parte imprescindible de tu trabajo, apuesta por soluciones de almacenamiento que te permitan tenerlo todo controlado. Estanterías, cajas, archivadores, armarios… siempre con sentido, de modo que en todo momento sepas dónde está lo que necesitas y por qué está precisamente ahí y no en otro lado. Intenta ser creativo.
Tu zona de confort
Tu oficina casera debería contar con una «zona de productividad» en la que llevas a cabo las «tareas duras» de tu día a día, esto es: tu mesa, silla, ordenador, estanterías, etc.
Pero también una «zona de confort» que te permita desconectar de vez en cuando. Un sillón en el que leer o consultar información, una mesa en la que apoyar tu café, cojines, alfombras, lámparas, etc. cualquier cosa que te guste y sirva para despertar tu lado más creativo. ¿Qué deberías dejar fuera de la zona? Televisión, consolas de videojuegos o cualquier distracción que pueda alejarte de tu trabajo durante más de un cuarto de hora.
Plantas
Aunque los expertos no están seguros de la causa exacta, lo que demuestran algunos estudios es que las plantas ayudan a reducir el estrés. Es por lo tanto una buena idea incorporar algunas plantas a nuestro espacio de trabajo.
Ahora bien, teniendo en cuenta la atención y el cuidado que necesitan, lo más sensato es apostar por especies que sean muy resistentes ya que las plantas más delicadas (bonsais, orquídeas, etc.) mueren rápidamente si no tenemos algo más que conocimientos básicos sobre jardinería.
Un toque personal
Fotos de familares o de mascotas, recuerdos de viajes, etc. pueden dar un toque de color a tu espacio de trabajo. Sin embargo si no los cambias a menudo acaban convirtiéndose en invisibles, perdiendo toda efectividad.
Complementa tu sistema con momentos gráficos que te recuerden algún éxito profesional, tiras cómicas que te sirvan para reflexionar, incluso un difusor de aromas que tenga esa fragancia que te pone de buen humor. Haz que el espacio sea tuyo, pero no lo conviertas en algo rutinario y repetitivo.