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Martes, 16 Abril 2024

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Guía práctica para tomarte un año sabático en tu empresa

Un año sabático. ¿A quién no le gustaría? Salir por la puerta del trabajo y decir «chau, muy buenas, nos vemos dentro de un año». Un sueño que parece irrealizable para la mayoría de los españoles pero que en cambio, resulta bastante habitual en otros países de Europa. ¿Por qué ellos sí y nosotros no? Tal vez porque más que los habitantes de otros países, los españoles tenemos miedo de salir de nuestra área de confort. Porque no es que en principio no sólo rechacemos ideas como la de cambiar de ciudad para trabajar, sino que a muchos de nosotros se nos hace extraño incluso el vivir en un barrio diferente al de «toda la vida».

Y sin embargo, hay muchos motivos para tomarse un año sabático: encontrar lo que realmente nos apasiona, huir del estrés, conocernos mejor a nosotros mismos, reorientar nuestra carrera profesional, o superar un reto personal son sólo algunos de ellos. Porque a diferencia de lo que creen algunas personas, un año sabático no es un año sin hacer nada. Es un año en el que incluso puede resultar recomendable ponerse a trabajar…si se hace de otra manera.

Normalmente es en la transición entre universidad y el trabajo cuando muchas personas deciden tomarse este año sabático. Pero sin embargo, cada vez son más los profesionales e incluso empresas los que animan a sus trabajadores a desconectar durante un tiempo. Si te animas, si crees que el «sabatismo» está hecho para ti, que es lo que necesitas en estos momentos, esto es lo que tienes que hacer antes de dar el primer paso.

Cuenta con los tuyos

Un año sabático puede ser una experiencia compartida. Si quieres hacerlo, háblalo con tu pareja, familia, amigos. Es verdad que el año sabático clásico apunta a esa «soledad» del que quiere descubrir cosas nuevas pero no tiene por qué ser exclusivamente así. A veces las cosas mejoran en compañía.

Determina tu objetivo

Originalmente el «año sabático» era el período de descanso que se tomaban los profesores universitarios para estudiar o viajar. Un parántesis en su carrera profesional que se producía cada siete años.

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Con el paso del tiempo el concepto ha evolucionado, pasando de ser una experiencia individualista a un movimiento casi organizado, que cuenta  incluso con toda una industria que se pone al servicio de los «sabáticos». Lo que no ha cambiado sin embargo es esa necesidad de determinar un objetivo. ¿Desconectar para qué y durante cuánto tiempo? Algunas de las razones más habituales son las siguientes:

  • Realizar un voluntariado.
  • Viajar.
  • Vivir e intentar trabajar en el extranjero.
  • Poner en marcha un proyecto empresarial.
  • Construir una casa (con tus propias manos).
  • Escribir una novela o poner en marcha un proyecto artístico.
  • Cumplir con un objetivo vital.

En defintiva supone poner todas tus habilidades, talento y energía al servicio de un objetivo concreto, alejándote de todas esas obligaciones cotidianas que te impiden cumplir con ese propósito.

¿Dónde quieres ir?

En muchas ocasiones el objetivo que hayas definido en el punto anterior será el que configure tu destino (ej: si tu objetivo es escalar el Everest, tendrás que ir a Nepal). En otras sin embargo, la oportunidad que encuentres será la que defina tu destino. Por ejemplo, puede que quieras hacer un voluntariado en el extranjero, pero no tengas muy claro el país al que quieres ir.

En este segundo caso es importante que identifiques cuáles son esas cualidades que te van a ayudar: ¿qué idiomas ssabes hablar? ¿qué tipo de organización crees que puede ser la más indicada para ti? ¿puedes mantenerte tu solo o necesitas que una organización cubra parte de tus gastos? ¿qué oportunidades hay de encontrar trabajo en los países que estás considerando? ¿sigues algún tipo de tratamiento médico? y si es así…¿cómo es su sanidad? Antes de lanzarte a la aventura es importante que hagas un buen trabajo de investigación para comprender lo que te espera.

Planifica tu presupuesto

A estas alturas seguramente ya sabrás que tomarse un año sabático no es precisamente gratuito. Incluso si durante ese periodo de tiempo vas a trabajar, debes elaborar un presupuesto similar al que harías si sólo fueses a depender de lo que hayas ahorrado. Para este periodo de tiempo deberás considerar dos tipos de gastos: los que genera tu actividad sabática y los que genera tu ausencia.

Principales gastos de tu actividad sabática

  • Gastos relacionados con el viaje propiamente dicho: billetes de avión, hotel, alquiler de coche, etc.
  • Presupuesto diario: alquiler de apartamento, comida, actividades, ocio, etc.
  • Compras: ropa apropiada para tu viaje, equipamiento especial, etc.
  • Provisiones: ¿puedes comprar lo que necesitas en tu lugar de destino? ¿es mejor llevarlas «desde casa»?

Gastos en casa

  • ¿Qué necesitas para seguir pagando los gastos de tu casa? (alquiler, hipoteca, suministros, etc.)
  • ¿Vas a seguir manteniendo tu casa? ¿La vas a alquilar? Y si es así, ¿dónde vas a guardar tus pertenencias?
  • ¿Vas a vender tu coche? Y si lo mantienes…¿dónde lo vas a «guardar»?  Si no tienes una plaza de parking en propiedad, puedes preguntar a tu compañía de seguros, ya que algunos ofrecen «parkings» de larga estancia, alejados del centro de las ciudades.
  • ¿Qué otros gastos tienes? ¿Cuáles prefieres mantener y qué otros puedes cancelar? (Internet, teléfono, gimnasio, suscripciones…)

Una vez hayas determinado tu presupuesto, añade entre un 10% y un 15% , de modo que puedas responder a cualquier imprevisto.

Cómo comunicarlo en tu empresa

Si tras ese tiempo de desconexión quieres volver a tu trabajo habitual, debes comunicar tus intenciones lo antes posible en tu empresa. Si tienes suerte, tu compañía contará con una política interna de periodos sabáticos a la que podrás ajustarte y que facilitará el proceso. Si no fuera el caso, deberás preparar bien el terreno y armarte de argumentos convincentes con los que justificar tu excedencia. Haz tus deberes con tiempo y prepárate a responder preguntas como las siguientes:

  • Por qué quieres tomarte un año sabático.
  • Cómo te va a beneficiar esa deconexión y cómo va a beneficiar a tu empresa una vez que te reincorpores: cómo van a incrementar tus niveles de creatividad, perspectiva, productividad, cómo vas a adquirir nuevas habilidades, etc.
  • Cuánto tiempo vas a estar fuera y cuál va a ser tu disponibilidad. Si es posible, comprométete a no desaparecer por completo (tal vez puedas estar disponible para contestar correo electrónico o recibir llamadas un día por semana).
  • Insiste en tu deseo de volver al trabajo finalizado el periodo sabático. Si es posible consigue que tu superior se comprometa a respetar la misma posición que ocupabas antes de partir.

¿Cuándo debes comunicarlo? Lo ideal es hacerlo un año antes de tu viaje. En cualquier caso, deberías hacerlo como mínimo con seis meses de anticipación, de modo que tu compañía pueda prepararse ante tu futura ausencia.

¿Y si pese a todo en tu empresa no se comprometen a respetar tu puesto de trabajo cuando vuelvas? En ese caso deberás añadir a tu presupuesto el teórico tiempo que pasarás desempleado. Además desde ese momento, tienes entre seis meses y un año para hacer el networking necesario para explorar nuevas oportunidades.

Preparación física, mental y emocional

Antes de montarte en el avión que te llevará a uno de los años más interesantes de tu vida, tienes que estar seguro que estás física, mental y emocionalmente preparado para superar los obstáculos que te esperan. Algunos de los más comunes son los siguientes:
Físicos
  • ¿Necesitas estar en forma?
  • ¿Necesitas perder peso?
  • ¿Es necesario terminar algún tratamiento médico?

Mentales

  • ¿Necesitas aprender un idioma nuevo?
  • ¿De qué forma puedes adaptarte a las características socio culturales del país de destino?
  • ¿Cómo vas a gestionar lo que ocurre «en casa» mientras estás fuera?
  • ¿Necesitas adquirir alguna habilidad relacionada con lo que quieres hacer? ¿Dónde puedes aprender?

Emocionales

  • Un año sabático es una aventura emocionante, pero también hay momentos complicados. ¿Estás preparado? ¿Has ahorrado lo suficiente? ¿Tienes un plan B si las cosas se tuercen?
  • Sobre todo en la fase de preparación del viaje es habitual que sufras episodios de estrés, que te preguntes si no estás completamente loco por haber tomado esa decisión, que te plantees si vas a ser capaz… Cuando te ocurra, vuelve a revisar tu plan.

¿Necesitas más dinero?

Hemos visto que tomarse un año sabático no es precisamente gratuito. Es probable que no hayas ahorrado lo suficiente. O incluso que si lo has hecho, no te lo parezca. La buena noticia es que hay formas si no de conseguir más dinero, sí conseguir esa «paz mental» del que no necesita nada. Estas son algunas de las cosas que puedes hacer:

  • Vende todo lo que no necesites y no compres nada nuevo.
  • Corta de raíz con gastos innecesarios (comer fuera, compras innecesarias, suscripciones caras). No se trata de vivir como un espartano, sino de apostar por una forma de vida mucho más sencilla.
  • Durante el periodo de preparación, transfiere automáticamente una parte de lo que ganas (30-40%) a otra cuenta. Acostúmbrate a vivir sin ese dinero.
  • Cancela tus tarjetas de crédito. Contrata en cambio la que te prometa más millas aéreas y descuentos cuando estás de viaje.
  • Cada vez que decidas no comprar algo, transfiere el dinero de esa compra a tu cuenta de ahorros. Si te ha devuelto Hacienda…ya sabes lo que tienes que hacer.
  • Pon en marcha tu propia campaña de crowdfunding y anima a tus conocidos, amigos y familiares que te financien. Promételes algo más que unas fotografías bonitas a tu vuelta.

Consulta con tu médico

Antes de ponerte en marcha consulta con tu médico. Coméntale qué es lo que quieres hacer. Será ese profesional el que te aconseje cómo seguir tu tratamiento en el extranjero si es que estás siguiendo uno o si puedes viajar con tus propias medicinas. Además es conveniente que antes de salir te hagas un chequeo completo. Si vas a viajar a un país fuera de la Unión Europea, considera la posibilidad de contratar un seguro médico.

Ponte en marcha

Si has llegado hasta aquí, tienes casi todo lo que necesitas para tomarte tu año sabático. Pero esto sólo es el principio. Revisa tu plan periódicamente e introduce los cambios necesarios. Socializa tu plan y comenta con quién puedas lo que quieres hacer. Aprovecha sus consejos y nunca pierdas de vista tu objetivo. ¡Tú puedes hacerlo!

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