Valencia quiere ser una ciudad libre de patinetes eléctricos. Y es que a diferencia de Madrid o Barcelona, donde sus consistorios se han resignado a ver cómo Lime «planta» sus patinetes, el ayuntamiento valenciano no parece dispuesto a pasar por el aro.
Como explican en el periódico «Las Provincias», las autoridades municipales se han puesto en contacto con la startup americana para solicitarle que retiren sus patinetes de la ciudad. En el caso de no recibir respuesta o que la compañía se negase a hacerlo, la polícia local decomisaría los aparatos para trasladarlos a un almacén.
La decisión supone un cambio de criterio sustancial respecto a semanas pasadas, cuando tanto el alcalde Joan Ribó, como el concejal de movilidad, Giuseppe Grezzi, hablaron siplemente del «limbo legal» en el que se mueven este tipo de negocios.
En estos momentos Lime ha depositado aproximadamente 200 patinetes en Valencia, de los cuales 17 fueron requisados de forma preventiva hace unos días.
El negocio de Lime se basa en que el cliente alquila el patinete en la calle a través de una aplicación móvil, que también le indica dónde puede encontrarlos. Cuando acaba de usarlo, lo deja en la acera a la espera de que otro usuario lo alquile. Por las noches, sus trabajadores los recogen, los cargan y vuelven a colocarlos en puntos estratégicos de la ciudad.
Es importante aclarar que la medida del ayuntamiento valenciano afecta únicamente a los patinetes que se alquilan y que se depositan de forma indiscriminada en la ciudad. Es decir, los ciudadanos podrán utilizando sin problemas sus patinetes particulares.