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Martes, 19 Marzo 2024

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Cinco personajes de ficción con los que apabullar en tu empresa

No siempre son los más éticos. Ni necesariamente tienen los conocimientos empresariales más académicos. Pero desde luego, han demostrado que sí de lo que se trata es de hacer negocios, saben un rato. Por  eso de business is business.

Tanto, que estamos seguros que si existiera la posibilidad de contrararlos, supondrían un antes y un después para tu empresa, tanto para lo bueno como para todo aquello que suelen desaconsejar los que de esto, presumen saber un poco. Capaces de disparar la valoración de tu compañía, presentan grandísimas carencias en muchas otras áreas…pero si tienes la suerte de cruzártelos en  tu camino, no lo dudes ni un segundo: haz una buena oferta.

Montgomery Burns

Si quitamos la maldad de la ecuación, no hay más remedio que reconocer que Montgomery Burns es un visionario. El empresario más conocido (y temido) de «Los Simpsons», dueño de su propia central nuclear, ha tenido ideas de negocio tan disparatadas como brillantes.

Pero sin lugar a dudas, ninguna rivaliza con la que pergeñó en el capítulo «¿Quién disparó al Sr. Burns», en el que idea un enorme ingenio mecánico que permite ocultar el Sol, obligando de esta forma a todos los habitantes de Springfield a consumir su energía día y noche si quieren sobrevivir.

Del Sr. Burns hemos aprendido además algunas lecciones empresariales que rivalizan con cualquiera de las que imparten en los mejores MBA’s. Algunas de sus frases más brillantes: «Familia. Religión. Amistad. Son los tres demonios que deben aniquilar en los negocios.» «Una criatura con maldad pura. El indicado para heredar mi gran fortuna» «Esta aplicación de trampa funciona bien. ¡Excelente!»

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Tío Gilito

Los orígenes del malvado Sr.Burns se encuentran claramente representados en el personaje de Disney,»Tío Gilito», cuyo nombre original en inglés, Scrooge McDuck, es un homenaje al Ebenezer Scrooge dickensiano que protagoniza «Cuento de Navidad».

El avaro tío del simpático pero simplón pato Donald, fue escogido en 2013 por la revista Forbes, como el personaje de ficción más rico del mundo, por delante de otros acaudalados personajes como Smaug (el dragón del Hobbit), Tony Stark o Bruce Wayne.

Si hay una lección que podemos aprender del pato menos simpático del mundo, es que de los bancos conviene no fiarse. Resulta mucho más práctico y seguro construir un enorme depósito blindado en el que acumular nuestra fortuna, porque…¿a quién no le apetece un chapuzón en monedas de oro cada mañana?

Tony Soprano

Tony Soprano ha sido probablemente el mafioso menos glamouroso de la pequeña pantalla. Y con eso se ha ganado nuestro respeto. Porque como los autónomos que montan un bar, el personaje que interpretaba el gran James Gandolfini no se metió a mafioso «para forrarse», sino para montar un pequeño negocio con el que «ir tirando» para sacar a su familia adelante.

Que sí, que luego estaba todo eso de extorsionar, robar, partir piernas y algún asesinato de vez en cuando, pero son gajes del oficio. Porque no, uno no se puede meter a mafioso y no querer matar a nadie.

Pero tal vez lo más interesante de Los Soprano es cómo refleja la constante fragilidad y el miedo apabullante que en un momento determinado, siente cualquier persona que se atreva a montar su propio negocio, los tremendos quebraderos de cabeza que hay que pasar para llegar con cierta dignidad a final de mes.

Bruce Wayne

A Bruce Wayne hay que reconocerle el gesto. Cualquier otra persona que en la vida real hubiese heredado la fortuna de «Industrias Wayne» hubiese dicho «adiós muy buenas» a Gotham en cuanto hubiese cumplido los 18 y se hubiese dedicado a ver la vida pasar en una isla paradisiaca, o en cualquier parte del mundo que no estuviese en los planes de conquista de todos los supervillanos.

Pero ahí le tenemos: enfundado en su bat-traje, con su batcueva, su batcoche y el resto de la parafernalia. ¿Qué demuestra el ejemplo de Bruce Wayne? Que se puede ser un gran empresario, incluso un empresario multimillonario, pero que es más importante serun tío entregado, que se preocupa por su comunidad.

Porque si nos olvidamos de Superman (que no olvidemos es un extraterrestre) del Capitán América (un experimento militar) y de Spiderman (super héroe sí, pero pobre también), el ejemplo de Batman es probablemente el primero de un super héroe que apuesta por la RSC.

Antonio Alcántara

Pocos personajes de ficción encarnan mejor el espíritu emprendedor español como lo hace Antonio Alcántara. Y es que «Antoñito» es mucho «Antoñito». De dejarse la piel en su propia imprenta, pasó a hacer negocios a «la española», es decir, intentado dar un pelotazo inmobiliario con «Construcciones Nueva York».

Juicio por estafa y cárcel mediante, si algo hay que aplaudirle a uno de nuestros personajes de ficción más longevos, es que es inasequible al desaliento. En las 19 temporadas de «Cuéntame cómo pasó» ha puesto en marcha un buen número de negocios: imprenta (Alcántara Rotopress), bodega, empresa de rotulación (Estandartes y Banderas), agencia de viajes (Viajes Milano), empresa de exportación e importación (Exposov), e incluso una editorial cuya única publicación era la revista de destape «Por supuesto».

Cada una de sus aventuras empresariales ha sido vivida por la familia Alcántara con la emoción y velocidad que sólo ofrece una montaña rusa y desde luego no se puede negar que el hombre a su manera, lo ha intentado.

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