La empresa española Wuanap, que ha creado el primer collar salvavidas inteligente del mundo de la mano de su fundador Ignacio Cuesta, ha iniciado su segunda ronda de financiación, con el fin de conseguir fondos para financiar la fase de industrialización y pre lanzamiento de este innovador producto, nunca antes presente en el mercado.
Patentado a nivel mundial, este collar cubre una necesidad básica de seguridad en el agua, respetando la libertad de movimiento del usuario, que hasta ahora no estaba cubierta.
En palabras del propio Ignacio, “hemos creado una categoría totalmente nueva sobre un elemento de seguridad inteligente para el agua, donde nosotros seremos durante 20 años los únicos players, pero con la responsabilidad de democratizar todo lo posible el producto por el impacto social que conlleva”.
Y es que, en la actualidad, la muerte accidental por ahogamiento en el agua es un problema real que afecta cada año a 372.000 personas en todo el mundo y frente al cual no existe un mecanismo de seguridad inteligente que prevea el ahogamiento de cualquier deportista, niño o equipo de rescate en agua.
En el inicio de esta ronda de financiación, el proyecto contó con una valoración de 4,5 millones de euros, con el que Wuanap ha pudo extender la patente ya confirmada de Estados Unidos a nivel mundial, para proteger el producto en su totalidad, incluyendo las fases de diseño del prototipo funcional, comprobación de los patrones del algoritmo, invención y patente del sistema de inflado sin cartucho CO2, construcción de la empresa Collar4life S.L y creación de la marca Wuanap, con su respectiva identidad visual y brand soul.
Autofinanciación
El producto hace viable la autofinanciación de la actividad de la startup, por lo que esta será la única ronda de financiación en la que ya se ha recaudado hasta la fecha 180.000 euros del objetivo mínimo, que está situado en los 500.000 y un máximo de un millón, para poder lanzar el producto en 2021, con previas pruebas en profesionales de cada disciplina del producto beta.
“Se trata de un producto sostenible que nos permite crecer orgánicamente y autofinanciar la actividad a futuro tras cerrar esta segunda ronda de financiación”, declara Cuesta.
“Nos encontramos ante un producto tangible que pone fin a una necesidad real, no se trata de algo que queremos vender, sino de un producto que los deportistas necesitan para estar tranquilos cuando realicen su actividad. Además, no existen competidores con productos inteligentes en el mercado, lo único que existe son chalecos y tubos que se inflan manualmente o que se activan automáticamente al entrar en contacto con el agua, pero que limitan los movimientos y para los que no existe patente por falta de actividad inventiva, como sí es nuestro caso”, añade.
Por el momento, la startup está recibiendo gran interés de muchos inversores experimentados ya que el proyecto se basa en un producto sostenible, con una barrera entrada basada en una patente internacional. Además, es escalable, pues cubre una necesidad global con más de 200 millones de usuarios potenciales. “El espejo donde mirarnos es el modelo de negocio de Gopro, pero con el potencial de sobrepasar la valoración que llegó a tener en el mercado de 11 billones de dólares en 2014, antes de que llegaran los competidores”, compara Ignacio.