El pasado mes de abril vimos algunos rumores interesantes que, hoy, se acaban de confirmar. Dichos rumores decían que la cotización de los autónomos por ingresos reales, un tema candente que lleva tiempo siendo discutido y valorado, iba a entrar en vigor en 2023, y hoy podemos confirmarlo, aunque con un matiz.
Según el ministro Escrivá, la cotización de los autónomos por ingresos reales no tendrá aplicación efectiva hasta 2023, es decir, hasta dentro de casi un par de años. Esto deja un margen de tiempo bastante razonable para que los autónomos puedan empezar a valorar lo que supondrá para ellos este cambio, que así puedan iniciar cualquier proceso de adaptación que estimen necesario. Sin embargo, hay que tener en cuenta que estamos hablando de una posibilidad, y que puede que, al final, la medida acabe siendo aplazada o incluso desestimada.
No hablamos sin motivos, 2023 es el año previo a las próximas elecciones, que están fijadas para 2024, y una medida de este tipo, que podría suponer un incremento considerable del pago que hacen los autónomos a la Seguridad Social, podría ser «impopular» de cara a mantener el voto de los autónomos. Retrasar su entrada en vigor, descartarla o pulirla son las tres opciones que tendría en su mano el Gobierno, pero de momento no hay nada seguro.
Pagar más tendrá, no obstante, una parte positiva, y es que los autónomos tendrán mejores prestaciones, y se reducirá la importante brecha que existe entre los pensionistas dentro del Régimen General (asalariados) y los autónomos.
Ahora mismo quedan muchas preguntas en el aire, y no podremos responderlas hasta que el Gobierno termine de perfilar esta nueva regulación. Será interesante ver cómo se adapta ese modelo de cotización por ingresos reales en aquellos casos en los que los autónomos disfrutan de la tarifa plana por inicio de actividad, y también en casos donde los autónomos tienen unos ingresos bajos-medios.
El Ministerio de la Seguridad Social ha lanzado una propuesta interesante que recoge algunas pautas básicas que nos ayudan a arrojar algo de luz en esas cuestiones. Así, por ejemplo, durante el primer año la cotización mínima sería de 200 euros al mes para aquellos que ganan menos de 3.000 euros al año. Esta cifra se irá incrementando en razón de 15 euros en cada tramo hasta llegar a los 400 euros que pagaría una persona que obtuviese unos ingresos de más de 48.841 euros anuales.
Se contempla un periodo de transición que permitirá implantar de forma equilibrada y razonable este sistema de cotización por ingresos reales, y que durará unos nueva años. Una vez superado ese periodo, la base mínima será de 90 euros al mes para los autónomos con menos ingresos, y de 1.220 euros para los que tienen unos ingresos de más de 48.841 euros anuales.
