Para muchos emprendedores, una ronda de inversión exitosa es un momento para la celebración, ya que contar con capital da una oportunidad de crecimiento. Sin embargo, se produce a expensas del control de la compañía, así que es necesario aprender una lección muy importante: los inversionistas, que se convertirán en futuros socios, deberán de tomar la parte proporcional que les corresponde con base en diversos factores por el capital que están aportando, a esto se llama dilución.
Es probable que una dilución pueda parecer desfavorable para los fundadores y los primeros inversionistas, ya que la proporción de acciones se reduce a favor de los nuevos socios que aportan capital en cada ronda de financiamiento. Sin embargo, la dilución no es negativa, siempre y cuando se incremente su valor con forme alcanza nuevos hitos.
¿Cómo se produce la dilución?
Para atender a una explicación sobre qué es exactamente la dilución, G2 consultores aporta un ejemplo concreto: Un emprendedor tiene el 100% de acciones de una compañía cuando inicia su camino. Con el tiempo requerirá de inyección de capital, para lo cual, acudirá a fuentes de inversión, quienes, a cambio de dinero, éstos entran a formar parte del capital de la empresa. El porcentaje de acciones a cambio es de 10%, lo que significa que el emprendedor tendrá el 90%. Cabe destacar que el emprendedor no ha perdido 10% de sus acciones, sino ha logrado que el valor de las 90% de las que sigue poseyendo valgan más después de la inversión. El pastel se hace más grande, aunque el emprendedor tenga que compartirlo.
Hay que tener en cuenta que en cada ronda de inversión que cierra una startup entran al juego diferentes tipos de inversionistas. En la fase pre semilla son los propios fundadores, en semilla business angels y durante el crecimiento de la compañía, los fondos de venture capital nacionales y/o internacionales. A medida que la startup crece, las cantidades que capta en cada ronda de inversión son mayores, por lo que la dilución es un efecto natural para los primeros inversionistas (no sólo para los fundadores), ya que sólo pueden realizar inyecciones de capital más modestas y no podrán evitar la dilución hasta que llegue el momento de salir de la compañía.
Dos conceptos que no se pueden dejar de lado son los que marcan el antes y después de una ronda de financiamiento: la valuación pre money y post money. La primera es simplemente lo que vale la compañía antes de que se le inyecte capital y la post money es la suma de la valuación pre money más la cantidad aportada por los inversionistas.
Por qué no es negativa
Es probable que los socios puedan percibir una dilución como negativa, al final, están perdiendo acciones y por ende parte del control de la compañía. Sin embargo, intentar evitar la dilución es un error que un emprendedor no debería cometer si es que está buscando capital. El objetivo de un emprendedor no debería ser sólo conservar su porción del pastel, sino usar el financiamiento que recibe de los inversionistas para hacer que la compañía crezca; de nada sirve ser el mayor accionista de una empresa que vas a cerrar porque no creciste o porque te hizo falta capital.
El cap table (el documento que refleja la estructura del capital de la compañía) debe ser consecuente con la fase en la que se encuentre la startup. Si una compañía de este tipo se encuentra en una etapa inicial, el porcentaje accionario del equipo de emprendedores debería estar en torno al 80-100 %. Cuando la empresa esté en una etapa más avanzada y haya demostrado que es capaz de escalar, la situación óptima es que el equipo emprendedor controle más de la mitad de su compañía.
Por el contrario, si la dilución del equipo fundador de una startup es excesiva, se corre el riesgo de que los emprendedores no logren levantar capital para una compañía que básicamente ya no es suya… sobre todo en las primeras etapas.
Es necesario tener en cuenta estas consideraciones antes de rechazar la dilución de tu compañía sí es que quieres levantar capital. Tanto los fundadores como el resto de los inversionistas pueden ver la dilución como un efecto lógico del crecimiento de la empresa.