A principios de año, entró en vigor el impuesto al plástico no reutilizable, que afecta a empresas fabricantes, adquisidoras, así como distribuidoras e importadoras de embalajes de plástico de un solo uso que efectúen actividades de manera intracomunitaria.
España es el único país de la UE que cuenta con una tasa de 0,45 euros por kilogramo, en materia de desarrollo de sistemas de embalajes más sostenibles, para reducir la huella de carbono y ayudar a nuestro planeta. Están exentos los medicamentos, los productos agrícolas y el reciclado mecánico certificado.
Un total de 491 millones de euros es el importe de recaudación que calculan fuentes de Hacienda con la entrada en vigor del impuesto a los envases de plásticos no reutilizables, según indican desde DAUSS Abogados.
En abril de 2022 se publicó la Ley 7/22, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminantes para una economía circular, en la que se implanta este impuesto especial sobre los envases de plásticos no reutilizables. Aunque la norma tiene el objetivo de minimizar el impacto del plástico en el medioambiente, nace la duda de cómo afectará al bolsillo de las empresas que envían sus productos utilizando este material.
Regulaciones análogas de la UE para el mercado interno
La UE busca frenar la contaminación por plástico con regulaciones para el mercado interno. Estas tienen por objetivo garantizar el libre intercambio de mercancías, pero prohíben el uso de determinados productos de plástico de un solo uso (como pajitas, agitadores o envases de EPS para comida para llevar).
Según los propios informes de la comisión, de aquí a 2030 se prevé que los residuos de plástico incrementen un 46% si no se toman medidas. Países como Alemania ya lideran iniciativas de éxito, como es el caso del reciclado PET, con el que garantizan una reutilización de más de 20 usos en envases.