Durante tres días seguidos, la capital del Tormes se transformó: los pasillos del Palacio de Congresos y Exposiciones de Salamanca se llenaron de camisetas con logos, de aceleradoras que buscaban talento y de inversores con ojos atentos. Según la organización, la XII edición de Startup OLÉ ha contado con más de 3.600 asistentes, convirtiéndose en un evento que ya no solo aspira a ser referencia en España, sino un polo de conexión global entre emprendedores, capital y corporaciones.
IA y ciberseguridad como ejes del discurso
Uno de los temas más repetidos en mesas y ponencias fue la conjunción entre inteligencia artificial y ciberseguridad. Las amenazas tecnológicas crecen al ritmo de las capacidades analíticas, y los participantes buscaban orientaciones concretas: ¿cómo proteger modelos de IA? ¿cómo auditar sistemas complejos?
Durante la apertura, Emilio Corchado, fundador del evento, destacó el papel de dos iniciativas de ciberseguridad financiadas desde fondos europeos junto con INCIBE, y también subrayó la presencia del consorcio SystemEU, con 14 millones de euros comprometidos como puente entre ecosistemas regionales europeos.
Actores institucionales, grandes corporaciones y sinergias tangibles
Aunque son una pieza fundamental, no solo de startups vive un evento de este tipo. Corporaciones como Enagás anunciaron su participación para acercar innovación energética al ecosistema emprendedor. Por su parte, Ineco se hizo presente en la mesa “Construyendo redes y apoyos para el talento emprendedor”, en la que defendió la colaboración entre entidad pública y startups para transformar sectores como la movilidad digital.
Las autoridades locales también jugaron su rol con convicción política: el Ayuntamiento de Salamanca destinó 60.000 € para promoción, logística y visibilidad del evento, firmando un convenio para fortalecer el apoyo institucional. El alcalde Carlos García Carbayo y otros representantes insistieron en que el evento ayuda a proyectar Salamanca más allá de sus fronteras, como una ciudad de innovación y oportunidades.
Hablar de sinergias no es solo verbo: en sesiones de matchmaking, startups cerraron reuniones con fondos y grandes empresas interesadas en piloto o inversión. Varios pitches finales obtuvieron compromisos preliminares, aunque los montos definitivos se conocerán en las semanas siguientes.
Lo que se sintió: testimonios desde dentro
Desde dentro de la sala, se percibía nerviosismo justo antes de cada pitch. Startups que habían dedicado meses a perfeccionar su demo subían al escenario con manos temblorosas. Algunos lograban encender el interés del jurado al instante, mientras otros evidenciaban que aún les falta pulir narrativa o escalabilidad.
En los pasillos, la conversación giraba entre “¿Cómo escalo sin perder control?” y “¿Dónde consigo la próxima ronda?”. A menudo, los fundadores lanzaban preguntas al aire: “¿te unes a nuestra beta?”, “¿inversor o cliente piloto?”, “¿qué KPI me piden cuando aún no tengo ventas?”.
Uno de los momentos más emotivos ocurrió la noche de inauguración: un cóctel con música y networking informal donde emergieron conexiones espontáneas entre asistentes de distintos continentes. Se respiraba ilusión, energía y muchas ideas aún por desarrollar, como siempre ha ocurrido en las sucesivas ediciones de este evento.
Una de las apuestas más audaces de Startup OLÉ ha sido expandirse: este año programaron ediciones previas en Miami y Marbella, mirando hacia América Latina y el mercado hispano de EE. UU. Corchado afirmó que, sumando todas las ediciones anuales, los asistentes superan los 6.000.
Su sitio oficial declara ambiciones aún mayores: conectar tecnologías, capitales y talento en Europa y Latinoamérica bajo un mismo paraguas, con enfoque en especialización sectorial, matchmaking 1-to-1 y acceso gratuito al contenido abierto.
Estar cubriendo Startup OLÉ es vivir el latido de la innovación española e iberoamericana. Salamanca, por tres días, se convierte en un crisol de visiones futuristas, alianzas emergentes y apuestas tecnológicas audaces. Este evento no es solo una feria: es un acto de fe en el talento, una apuesta territorial y una plataforma que arriesga con la ambición de conectar el sur de Europa con el mundo.


























