Hace sólo unos días, Mariano Rajoy anunció nuevas medidas, en principio beneficiosas para trabajadores y empresas. Por un lado, se habló de un cambio a partir de enero de 2015 en la estructura del IRPF: Los trabajadores que ganen menos de 12.000 euros al año no pagarán IRPF. Esta medida tiene letra pequeña, como la que veremos a continuación. Y es que, en principio no se trata de un cambio importante porque ya en la actualidad los trabajadores que ganan menos de 11.162 euros no pagan IRPF, por lo que sólo se verán beneficiados de la medida aquellos que ganen entre 11.162 euros y 12.000 euros; es decir, sólo el 3% de los trabajadores que cobran menos de 12.000 euros.
La segunda medida anunciada, la ‘tarifa plana’ de los 100 euros, sólo afecta a los contratos indefinidos, y los que crecen ahora son los temporales (en 2013 aumentaron los empleos temporales en 81.000, mientras que cayeron los indefinidos en 269.000). Por otro lado, obligar a devolver las ayudas si el contrato dura menos de tres años puede desanimar a muchos pequeños empleadores.
Según apunta Sebastián Reyna, de la asociación de autónomos UPTA: «Son muy pocos los autónomos que en este momento tengan una seguridad económica de futuro que pueda confirmarle que van a mantener este puesto de trabajo durante tres años y, ante el miedo de que luego tengan que devolver ese dinero, yo creo que es una limitación que a los autónomos les va a ayudar poco a dar este paso».
Pero además, durante su comparecencia, Rajoy sólo habló de una reducción en las cotizaciones a cargo del empresario, y nada dijo de las cotizaciones a cargo del trabajador. Si sólo disminuyen las primeras y no las segundas, estaremos hablando de una modificación que favorece al empresario y nada al trabajador, de forma que el segundo podría incluso pagar más por cotizaciones sociales que el primero.
Por otro lado, al tratarse de una cuantía fija (100 euros) para todas las empresas, las de mayor tamaño y recursos saldrán más beneficiadas que las de menor tamaño y recursos, ya que no es lo mismo pagar 100 euros por un empleado que gana 40.000 euros que pagar 100 euros por un empleado que gana 10.000 euros. En el primer caso el coste relativo es mucho menor para el empresario).
Cabe señalar también, que la medida se financia a cuenta de la Seguridad Social -no vía impuestos- en un momento en que las previsiones de déficit de este organismo alcanzan los 11.000 millones para este año.
A la espera de que el Gobierno de los detalles de la medida el viernes, sus efectos ya se anticipan, como vemos, muy limitados.
