Impresión y papel en pymes: cosas que debes saber para acertar

Para crear un entorno de impresión optimizado, eficiente y sostenible es necesario elegir la impresora correcta, un suministro de tinta adecuado y elegir, además, el papel correcto. La importancia del papel está fuera de toda duda, al fin y al cabo es la base sobre la que se realiza el proceso de impresión, pero no siempre le prestamos la atención que se merece.

Lo entenderemos mejor con un ejemplo concreto. Tienes la impresora que necesitas, has elegido el servicio de reposición de tinta HP Instant Ink y tienes todo listo para empezar a imprimir, pero has elegido el papel equivocado y tus impresiones no salen como esperabas, o puede que la impresora sufra atascos con relativa frecuencia.

Cambiar de papel marcará una gran diferencia, pero no solo en lo que respecta a la calidad de tus impresiones, también reducirá los mantenimientos, los errores y las interrupciones, y puede ayudarte a crear un entorno de impresión sostenible y respetuoso con el medio ambiente.

Tipos de papel e impresión

Actualmente el papel que utilizamos para imprimir se divide en tres grandes tipos que, a su ver, pueden subdividirse en diferentes versiones. Por ejemplo, el papel normal o estándar es el que utilizamos en las tareas de impresión habitual, pero puede venir en diferentes formatos (A3, A4, A5, sobres, …) y tener gramajes distintos.

Tiene una relación calidad-coste buena, pero debemos buscar siempre que tenga como mínimo un peso de 80 gramos por metro cuadrado, ya que eso nos asegurará que posee una consistencia aceptable y que aguantará perfectamente los procesos de impresión sin curvarse ni arrugarse y que aguantará bien la tinta. Un gramaje muy bajo puede suponer todo lo contrario y darnos problemas graves de impresión, así que cuidado.

Si queremos crear un entorno de impresión sostenible y respetuoso con el medio ambiente debemos tener en cuenta también la procedencia del papel. El papel original HP proviene de bosques certificados, así que es una apuesta segura por la sostenibilidad y el respeto del medio ambiente.

En segundo lugar tenemos el papel reciclado, una opción muy útil para reducir costes de impresión ya que suele ser más barato, aunque solo debemos utilizarlo en documentos internos, es decir, aquellos que no vayan a salir del círculo de nuestra pyme, ya que su textura no permite lograr el mismo acabado que tendríamos con una hoja de papel normal.

Es importante, antes de comprarlo, asegurarnos de que nuestra impresora podrá trabajar con él. Para ello debemos revisar que su gramaje no sea demasiado alto, que su textura sea lisa (dentro de lo posible) y que o presenta un acabado irregular para evitar atascos de papel.

Por último tenemos el papel fotográfico. Se utiliza para maximizar la calidad de las imágenes y fotos que imprimimos, lo que quiere decir está destinado a un uso muy concreto. Es el tipo de papel más caro de los tres, así que debemos limitar su uso a aquellos casos en los que su uso sea totalmente imprescindible.

A la hora de elegir un tipo concreto de papel fotográfico podemos optar por dos tipos: mate o satinado (con brillo). Ambos deben presentar una opacidad mínima (no se tiene que poder ver a través de ellos), y en caso de elegir papel satinado el brillo nunca debe ser inferior a 90 sobre 100. El gramaje y el calibre también importan, pero debemos tener cuidado y movernos siempre en valores compatibles con nuestra impresora.

Problemas de utilizar un papel inadecuado

Antes de cerrar este artículo queremos compartir con vosotros un resumen con los problemas que podemos sufrir si utilizamos un papel que no es el adecuado para sacar adelante nuestros problemas de impresión.

Cambiar a un papel de calidad puede resolverlos de forma directa:

  1. Atascos frecuentes en la impresora y problemas de enrollado u ondulado en el papel al imprimir. Suele ocurrir sobre todo al utilizar papeles de bajo gramaje, así que la solución pasaría por comprar un papel de mayor consistencia.
  2.  Aparición de sombras en los caracteres impresos, así como los textos poco nítidos o definidos y la aparición de distorsiones o manchas que se producen cuando el papel no es capaz de absorber y fijar adecuadamente la tinta durante el proceso de impresión.
  3. Anomalías diversas en la impresión de imágenes y fotografías, con colores poco realistas o apagados, así como la presencia de zonas claras o de mezclas “sucias” que dejan la impresión inservible.