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Viernes, 29 Marzo 2024

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Te revelamos 20 secretos de tu lenguaje corporal

Nuestro lenguaje corporal nos delata. Nuestros gestos, le intensidad de nuestra mirada, el tono de nuestra voz, puede cambiar el sentido o contradecir completamente lo que dicen nuestras palabras.

Sin embargo, el lenguaje corporal, como cualquier otro idioma, puede estudiarse perfeccionarse, adaptarse a las circunstancias. En este artículo especial os mostramos 20 secretos que podemos aplicar en una entrevista de trabajo o bien durante el desarrollo de nuestra carrera profesional. 

En una entrevista de trabajo

Apretón de manos

Todo el mundo sabe que un buen apretón de manos es la mejor forma de causar una primera buena impresión. Normalmente confirma al entrevistador que tenemos la suficiente confianza en nosotros mismos como para desarrollar bien nuestro trabajo.

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Cruces de piernas y brazos

Tanto si cruzamos los brazos como si hacemos lo mismo con las piernas, estamos transmitiendo una actitud defensiva, y eso es precisamente lo que no queremos comunicar cuando optamos a un nuevo puesto.

Posición de las piernas

Si tenemos la oportunidad de hacerlo, durante la entrevista deberíamos de mantener las piernas ligeramente separadas. Esto refuerza la impresión de confianza en nosotros mismos de la que hablábamos en el primer punto.

Evitar los tics nerviosos

Piernas y manos deben estar bien asentados sobre el suelo y la mesa. Debemos procurar moverlas de forma compulsiva, nerviosa. Tenemos que transmitir una sensación de calma y serenidad, por lo que hemos de esforzarnos en no realizar movimientos espasmódicos, nerviosos, repetitivos.

Movimiento de la espalda

Puede que tengamos la mala suerte de que el respaldo de la silla sea reclinable. Si nos encontramos en esta situación, debemos evitar en la medida de lo posible apoyar todo nuestro peso sobre el respaldo, volver a inclinarnos hacia adelante, etc. porque esto convertiría a nuestra silla en una suerte de mecedora y podría transmitir la sensación de que somos personas nerviosas e intranquilas.

Tono de voz

Presta atención al tono de tu voz. Intenta que no sea monótono, pero a la vez, que no varíe tanto como para que llame la atención del que nos entrevista. Piensa por unos instantes lo que vas a responder, y respira antes de hacerlo. Si no te sientes seguro con tu voz, practica en casa antes de acudir a la entrevista.

Estudia el lenguaje corporal del que te entrevista

No sólo es importante conocer y dominar nuestro propio lenguaje corporal, sino también aprender a leer las señales que nos está enviando nuestro interlocutor. De esta forma, podremos determinar si está interesado en lo que le estamos contando, si algo de lo que le hemos dicho le ha disgustado y, en general, la impresión que estamos causando en cada momento.

Visión centrada

Centra tu mirada sobre el entrevistador, mirándole casi siempre a los ojos. No desvíes la mirada cuando te realicen una pregunta directa, ya que dará la impresión de que bien te estás inventando la respuesta o de que directamente estás mintiendo.

Muestra las palmas de las manos

Usa gestos que te permitan mostrar las palmas de tus manos (más fácil de realizar cuando no estás sentado). Esto transmite la impresión de que eres abierto y amigable. En cambio los gestos que muestran únicamente los dorsos transmiten una imagen de agresividad y negatividad.

Escucha activa

Cuando nos hablan, no basta con fijar la vista como un «pasmarote». Debemos combinar nuestra mirada con ligeros asentimientos de cabeza, algunas ligerísimas interrupciones verbales («Ya veo», «Entiendo») y en general pequeños gestos que transmiten a nuestro interlocutor que estamos escuchando con verdadero interés. 


Durante nuestra carrera profesional

Relaja los hombros

Cuando nos sentimos estresados o en tensión, la tendencia natural es la de arquear los hombros. Relajarnos consiste precisamente en notar esa tensión innecesaria que pesa sobre nosotros, y comenzar precisamente por bajar los hombros. De esta forma, aliviaremos el dolor de espalda y cuello y además, no pareceremos estar tan estresados ante los demás.

Toma conciencia de la posición de tu cabeza

Cuando mantenemos nuestra cabeza en una situación centrada (vertical y horizontalmente) no sólo estamos transmitiendo confianza, sino que aumentamos la seriedad de lo que queremos transmitir a nuestros interlocutores. Por otro lado, cuando ladeamos la cabeza, estamos indicando que estamos interesados en lo que se nos cuenta, abiertos a colaborar.

Utiliza las manos

Si durante una presentación mantenemos manos y brazos colgando de nuestro cuerpo estamos indicando que o bien no estamos convencidos de lo que estamos contando o que sencillamente no nos interesa convencer a nadie. En cambio al utilizar activamente brazos y manos (sin exagerar) comunicamos energía y vitalidad.

En ocasiones hay que evitar el contacto directo

Si una negociación con nuestros compañeros de trabajo, empleados o socios está derivando hacia un conflicto abierto, puede que para relajar la tensión haya que evitar la reunión presencial y el contacto ocular directo. Utilizando en cambio el correo electrónico, o la mensajería instantánea podemos aliviar los momentos de máxima tensión y confrontación.

Las manos, fuera de los bolsillos

Mantener las manos en los bolsillos mientras hablamos con una o varias personas envía señales no demasiado positivas a cada uno de los participantes. A menos que queramos parecer poco confiados, aburridos o que escondemos algo, las manos deberían estar siempre fuera de esos pequeños receptáculos de tela. 

Mirada de negocios

Los americanos la conocen como «Business Gaze» y consiste en enfocar nuestra mirada en una zona comprendida entre los ojos de nuestro interlocutor y la mitad de su frente. Cuando hacemos esto estamos transmitiendo la máxima seriedad a nuestras palabras. Por el contrario, cuando enfocamos más abajo, estamos revelando una actitud mucho más social.

Contacto visual con todos

Cuando estamos en una reunión de negocios o en una presentación, debemos mantener contacto visual con todos nuestros interlocutores o los presentes en la sala, a menos que por su número no sea posible.

Evita la posición «comando»

Cuando estamos de pie hemos de evitar, a toda costa, lo que comúnmente se conoce como la posición «comando» y que resulta más frecuente de lo que en principio podemos pensar. Básicamente, consiste en mantener las piernas ligeramente separadas, las rodillas un tanto flexionadas y las manos sobre las caderas. Esto transmite una sensación de superioridad y arrogancia, dispuesto a saltar sobre nuestro interlocutor.

Evita situar las manos tras la cabeza

Otra forma de mostrar arrogancia es mantener las manos detrás de la cabeza mientras estamos sentados y charlamos con una persona que se mantiene de pie a nuestro lado.

Interrupciones

Si te encuentras en medio de una conversación con un superior, o en una reunión que ha sido interrumpida bruscamente, lo mejor es no mirar directamente a la persona que está interrumpiendo, con el ánimo de conferirle la privacidad que puede requerir el momento.

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