La primera manifestación de empresarios de la historia. Éste es el sentir de muchos de los asistentes que esta mañana han participado en la manifestación que pymes y autónomos han protagonizado ante el Congreso para revindindicar que el Gobierno adopte medidas que mejoren su financiación.
Como suele suceder en estas ocasiones, los convocantes han calificado la manifestación de «éxito» histórico y han cifrado en más de 4.000 los asistentes a la misma, mientras que otras fuentes aseguran que el número de manifestante rondaba el millar.
Quizás no ha sido una gran concentración, pero de lo que no hay ninguna duda es de que ha sido muy bulliciosa. Tanto, que los apenas mil manifestantes que representaban al colectivo de pymes y autónomos no se han resignado a concentrarse en la plaza de Neptuno (tal y como les había exigido la subdelegación del Gobierno)y han sorteado el cordón policial para manifestarse frente al Congreso de los Diputados.
Grande ha sido también la presencia de numerosos medios de comunicación, deseosos de contar lo que estaba pasando en la «primera manifestación de empresarios de la historia». Porque no nos engañemos, ésta ha sido una manifestación atípica. Quizás por ello, ha pecado de falta de organización e improvisación, lo cual ha degenerado en momentos puntuales, en situaciones un tanto caóticas.
Esta falta de organización ha sido reconocida por los propios convocantes de la manifestación, y por poner un ejemplo, Lorenzo Amor, presidente de ATA, acabó pidiendo disculpas a las fuerzas de seguridad y a los medios de comunicación congregados, que en ocasiones sintieron el «calor» de los autónomos. «Es la primera concentración empresarial que tiene lugar en España y no tenemos experiencia» afirmó.
Y es que lo que en principio se había anunciado como «una concentración pacífica y sin pancartas» pronto se convirtió en un coro de consignas que en muchas ocasiones trascendieron el ámbito estrictamente político. No obstante, no hay ninguna duda de que pymes y autónomos han conseguido lo que pretendían: que se escuche su voz, y que no sean ignorados como ha ocurrido en tantas otras ocasiones.
Apoyo y reacciones políticas
En general, ningún grupo político escapó a las iras de los manifestantes. El Gobierno y su Presidente, José Luis Rodríguez Zapatero fueron abucheados constantemente y se les acusó de «no hacer nada por ayudar a las pequeñas empresas» y de «venderse a los bancos». Además, otros grupos políticos salieron mal parados, incluso cuando sus representantes quisieron solidarizarse con este colectivo acercándose a la marcha.
En este sentido, el diputado de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares se llevó una de las peores partes, mientras que algunos aplausos sosegaron el ambiente ante la salida de la portavoz parlamentaria del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, que estaba acompañada por la vicepresidenta de organización del partido, Ana Mato, y el coordinador económico de su formación, Cristóbal Montoro.
Estos incidentes, que en cualquier caso han sido aislados, han generado cierto malestar entre las filas socialistas, quienes encabezados por Ramón Jáuregui, trasladaron a los organizadores de la manifestación su disconformidad con el carácter de la misma y les recordaron el «»apoyo del Gobierno a su colectivo, así como que el jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, se reunió con ellos hace ocho días»
Apoyo que el propio Lorenzo Amor reconoció al afirmar que «el Gobierno ha tomado medidas importantes ante la crisis económica, pero ahora mismo estamos pasando una situación calamitosa sin vender, sin producir, asfixiados económica y productivamente, hartos de morosidad pública y privada y agradecemos que los grupos parlamentarios escuchen nuestras propuestas y se comprometan a seguir trabajando»
La voz del autónomo
Pasear (o intentar hacerlo) entre los manifestantes de esta convocatoria ha supuesto descubrir decenas de pequeños o grandes dramas personales. Autónomos y pequeños empresarios que han aprovechado cualquier micrófono o cámara que se les ha «puesto ha tiro» para expresar a veces con rabia e indignación a veces con resignación, la frustración que sienten por no poder mejorar (de momento) su situación.
Tal es el caso, por ejemplo, de Julián, un representante de la Asociación de Comercio Ambulante de Galicia que afirma «estar harto» de que «el Gobierno esté dando dinero a un montón de gente, y a las pymes y los autónomos no nos estén haciendo ningún caso» o de José Manuel, un empresario catalán que se desespera ante la falta de crédito: «si seguimos así, vamos acabar todos en la ruina», se lamenta.
También hay personas que se lo toman con más tranquilidad como el caso de un representante de la Asociación de Panaderos de Lérida que junto a otros compañeros han traído hasta Madrid unas cocas para que «ayuden a los políticos a que cojan fuerzas y tengan buenas ideas para sacar esto adelante» y que en un tono más serio declara que «tienen que hacernos caso si queremos que el país salga adelante, y si sale adelante, será gracias al pequeño empresario y el autónomo».
Autónomos, finalmente como Pedro, un montador de carpintería que asegura que pertener a un colectivo «al que no hace caso nadie» y que dice que «aunque de momento voy tirando, me veo en el paro dentro de cuatro meses si no mejora el tema de la liquidez» a la vez que lamenta la falta de cohesión de un colectivo, que por su propia naturaleza, es muy diverso y disperso: «Tenemos que organizarnos, somos tres millones de autónomos y aquí sólo hay unos miles, no sé dónde están los demás» concluye.
Galería de imágenes
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