Según destaca la Organización Internacional del Trabajo (OIT) tras celebrarse la semana mundial de la lactancia materna (1-7 de agosto) en más de 170 países, permitir que las mujeres amamanten en el trabajo a sus hijos es bueno tanto para las madres como para sus niños, pero también para los empleadores.
«Los empleadores que otorgan a las madres el tiempo para dar el pecho, y destinan un espacio para tal propósito con las condiciones higiénicas adecuadas se benefician en términos de aumento de la productividad debido a una disminución del ausentismo por licencia parental (gracias a la buena salud de los bebés), una tasa más alta de regreso al trabajo y una mejor moral de los empleados», declara Manuela Tomei, directora del Departamento de la Protección de los trabajadores de la OIT.
Y es que, la lactancia materna es la mejor manera de proporcionar a los recién nacidos las sustancias nutritivas que necesitan, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recomienda la lactancia materna exclusiva hasta que el bebé cumple los seis meses, y la continuación del amamantamiento, con la introducción de alimentos complementarios, hasta los dos años.
Pero lo cierto es, que muchas madres aún tienen que decidir entre regresar al trabajo y abandonar la lactancia o asumir el riesgo de perder el empleo. Hasta la fecha, 25 países han ratificado el Convenio de la OIT sobre la protección de la maternidad, el cual establece, entre otras disposiciones, al menos una pausa al día para la lactancia o una reducción de las horas de trabajo para permitir el amamantamiento.
Por otro lado, la OIT adoptó además una ratificación que establece que, en la medida de lo posible, deberían ponerse a disposición estructuras para la lactancia materna en el lugar de trabajo o cerca del mismo.