2015 no ha sido un buen año para Foursquare. Y 2016 no parece que vaya a cambiar mucho la situación para la que en su momento fue una de las startups más prometedoras de Silicon Valley.
La compañía se encuentra en una situación complicada. Tanto que está negociando lo que en el argot del mundo startup se conoce como una «down round of funding», que se traduce como una nueva ronda de inversión de 40 millones de dólares con el objetivo de rebajar el valor de la empresa.
¿Por qué hace esto? Principalmente por la falta de confianza de los inversores en el futuro de la empresa, a la vez que preparan su posible venta a uno de los grandes del sector, tal vez Twitter, tal vez Google. Al bajar el valor de la compañía, consiguen por un lado un precio más atractivo para un posible comprador y por otro, evitan que se diluya la participación de los primeros inversores en la empresa.
Por supuesto y como suele ocurrir en estos casos, los grandes perjudicados con los fundadores y primeros empleados de la misma, que van a ver cómo su participación en la organización va a pesar mucho menos.
Así las cosas, la empresa que hace sólo un año tenía una valoración de 500 millones de dólares, ha visto como su valoración se reduce a la mitad y probablemente, todavía no haya encontrado su suelo.
Tal vez el principal problema para Foursquare es que no fue capaz de pivotar a tiempo. Agotado el negocio de los check-ins (que por otro lado nunca llegó a despegar de forma comercial), la empresa se partió en dos aplicaciones: Swarm, para poder seguir la actividad de nuestros contactos y la propia Foursquare, que se convirtió en un recomendador de restuarantes, tiendas, etc.
Sin embargo para cuando la empresa entró en este sector, se encontró a otros players muy bien posicionados, como Yelp o la propia Tripadvisor. Y si bien y a pesar de ello sigue contando con una audiencia de 55 millones de usuarios, parecen no ser suficientes para que la empresa sea rentable.