Los bancos se quejan siempre de que la caída de los tipos de interés hasta niveles por debajo incluso de cero ha constituido un auténtico mazazo para sus cuentas de resultados. Una reducción de los intereses provoca una inmediata reducción de ingresos, ya que se aplica de inmediato a los préstamos que conceden las entidades, mientras en el plano de los gastos, la remuneración a clientes la repercusión es más lenta.
El Banco Central Europeo ha realizado un trabajo de análisis sobre 125 bancos con el objetivo de comprobar cuál sería su comportamiento ante la fluctuación de tipos. La principal conclusión del estudio es que los tipos de interés están bien gestionados por las entidades. En el caso de que se produjeran subidas de tipos, éstas provocarían un incremento de los ingresos por intereses, pero tendrían también el efecto de reducir el valor económico del capital de las entidades financieras.
La autoridad monetaria europea indica en su estudio que “un incremento hipotético de los tipos de interés de 200 puntos básicos [dos puntos] se traduciría en un aumento agregado de los ingresos netos por intereses del 4,1% en 2017 y de un 10,5% hasta 2019, mientras que el valor económico de los recursos propios descendería, en términos agregados en un 2,7%”. Un alza de tipos de dos puntos no resulta descabellada en un solo ejercicio, con el objetivo de frenar la inflación.
El BCE realiza otra hipótesis para el supuesto de que los tipos se mantuvieran en los niveles actuales. En ese caso, el BCE asegura que los ingresos netos por intereses descenderían, en términos agregados, un 7,5%, hasta 2019. El valor de los activos se mantendría estable. En ambos casos, el modelo da por descontado un determinado comportamiento de los clientes y eso lleva a pensar que en caso de una subida de tipos, la persistencia de los depósitos minoristas llevaría aparejada un mantenimiento de costes.
